González insistió durante un mitín en Zaragoza en que el Partido Socialista se encuentra en una posición difícil para encarar la próxima cita con las urnas, aunque aseguró que este hecho no le ace perder ni la tranquilidad ni la sonrisa.

El candidato socialista dijo que a él le gusta ganar las batallas difíciles y destacó que esto es precisamente lo importante. "Nuestro esfuerzo boca a boca es lo único que tenemos. No tendremos muchos titulares a nuestro favor. Nosotros nos lo tenemos que ganar a pulso. Luchemos contra las encuestas y ganemos voto a voto", subrayó.

Ante un auditorio de unas 5.000 personas que abarrotaban el Palacio de Deportes de "La Romareda", conocido popularmente coo "El huevo", el presidente del Gobierno hizo patente su compromiso de seguir luchando por sus ideas y por seguir modernizando el país, superando, dijo, todas las adversidades que su partido encontrará en la carrera electoral.

En este sentido, apuntó que uno de los retos de los socialistas es hacer frente a los intereses financieros e industriales que se han agrupado en torno a la derecha, pilotada entre otros por José María Aznar y el presidente del Banco de Santander, Emilio Botín.

González pus de relieve que la mayoría de los ciudadanos españoles es progresista y añadió que la estrategia de la derecha para romper con esta situación es dividir a la izquierda "haciendo una pinza a la que se presta Anguita, quien representa a la izquierda que le conviene a la derecha".

ESTADO DEL BIENESTAR

El secretario general del PSOE, quien reclamó para los socialistas la hegemonía de la "izquierda real", recordó que ha sido el Partido Socialista el que ha instaurado en España el Estado de bienestar, lleando a todos los rincones y a todos los ciudadanos la educación, la sanidad y las pensiones.

El líder socialista, que construyó un discurso en tono populista en el que no faltó algún chiste sobre Lepe y alusiones a que estaba "sudando como un pavo", lanzó el mensaje de que es necesaria una España solidaria y alejada de los conflictos interterritoriales, pero que respete siempre las distintas identidades de cada comunidad.

En este contexto, defendió la conveniencia de un pacto de solidaridad en toa España que permita un mejor equilibrio entre sus regiones y reiteró la necesidad de contar con un Plan Hidrológico Nacional que respete el Pacto del Agua en Aragón.

Otro capítulo de su discurso se centró en Europa y en el reto que supone para España formar parte del grupo de países que decidirán el futuro sobre la política económica en el continente. Felipe González cuestionó la capacidad de José María Aznar para asumir esta responsabilidad y acusó al PP de "no haber dado un palo al agua" en la consrucción europea.

Finalmente, González arremetió contra los enemigos políticos que lanzan infamias contra él, como la de que tiene una isla en el Caribe, y aseguró que jamás le ha interesado el dinero. "Lo que más les desconcierta", precisó, "es que no pierdo el humor, a pesar de todo lo que dicen contra mí".