González, que participó en una mesa redonda sobre "Los 25 años de la España democrática", explicó que, cuando fue presidente, su negativa a revisar el pasado reciente de España fue consciente y se debió a la necesidad de superar el rencor y fomentar la cohesión entre todos ls españoles.

Sin embargo, denunció que ahora "se está rompiendo algún elemento de cohesión y no por medidas que consten en el BOE, sino por un cambio de talante, que no de talento, escaso; la recuperación de una cierta aspereza; un menosprecio, no sé por qué causa, pero no será por superioridad intelectual; y una falta de sensibilidad hacia el estado de ánimo de los demás".

Sin citar en ningún momento expresamente a Aznar, González añadió que "lo que distingue a un primate superior del resto de ls primates es precisamente la sensibilidad hacia el estado de ánimo de los demás".

González atribuyó también ese retroceso democrático a las dificultades de algunos para entender la pluralidad como una riqueza, y precisó que no se refiere sólo a los nacionalismos periféricos, sino también al centralismo nacionalista.

"Ni el padre Arzalluz, ni el obispo Aznar tienen que decir cómo sentirse vasco o español. Cada uno como quiera. La interpretación excluyente de la identidad es antidemocrática porqueniega el derecho de pertenencia por razones puramente de ciudadanía", señaló.