Todos ellos acudieron hasta la sede del Gobierno vasco en Vitoria, donde permanecieron en silencio durante cinco minutos para pedir la liberación de José María Aldaya, cuando se cumplen ocho meses desde que fuera secuestrado por ETA en las cercanías de su domicilio en Irún.

Este acto también sirvió para que el Gobierno vasco, el PNV y Hemen Gaudé mostraran su soldaridad y apoyo a Juan María Atutxa, a quien ETA quería asesinar hoy en esta concentración mediante un rifle de mira telescópica disparado desde un centro hospitalario cercano. El atentado pudo ser abortado por la desarticulación del 'comando Araba' de ETA, el pasado mes de diciembre.

Ardanza recordó que hoy "podía haber sido un día trágico" si se llegan a cumplir las previsiones de ETA de asesinar al consejero de Interior y mostró su temor de que "cualquier otro día pueda serlo también, como hemos poido ver en otras ocasiones".

Además, dijo no sentirse "tranquilo ni cómodo", ya que este "no es sólo un problema del consejero de Interior, sino que hay otra mucha gente que está viviendo bajo la amenaza y el miedo".

Por su parte, Atutxa destacó su "satisfacción" y manifestó sentir una "sana emoción" ante las muestras de apoyo y solidaridad recibidas durante esta jornada.

Asimismo, añadió que las muestras de solidaridad recibidas no son únicamente para él, sino para todo el colectivo de la Etzaintza, que también está amenazado por la banda terrorista y es el blanco de los jóvenes radicales.