Así lo expuso la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, en la que sostuvo que “una persona que ocupaba la jefatura del Estado, a la que el pueblo español ha valorado siempre su desempeño en ese momento, merecería de la explicación de esas conductas que no resultaron ejemplares y en las que no nos reconocemos la inmensa mayoría de los españoles”.

La portavoz indicó que esta es la “posición” que “ha mantenido en todo este tiempo el Gobierno” y reiteró que tras dos años fuera de España esa visita constituía una oportunidad “para rectificar”, ya que así lo "merece la democracia en nuestro país”.

Acto seguido, Rodríguez reivindicó la monarquía parlamentaria y puso en “valor” la tarea de Felipe VI al frente de la Jefatura del Estado, así como del Gobierno para “avanzar en ese ejercicio de transparencia y ejemplaridad”. Aunque remarcó que “la prioridad del Gobierno está en otros asuntos” y no en el rey emérito.

Preguntada por la falta de información del encuentro privado Felipe VI con su padre, la portavoz lo enmarcó en un “encuentro privado” por parte de la Casa del Rey y, por tanto, añadió, será esta institución a la que le corresponde ofrecer “más o menos” datos. Fuentes del Ejecutivo reconocen que la situación “no la ha buscado” Casa Real porque, intuyen, quizás no hayan podido controlar la visita de don Juan Carlos por lo que aducen que también debe ser “difícil” para ellos el momento, máxime para el Rey actual porque no deja de ser “el padre”.

En el Ejecutivo lamentan que don Juan Carlos no haya sido coherente con lo que promulgó en su carta previa a la visita de que no dañaría a la monarquía e insisten que debe encontrar el “marco más adecuado” para poder dar esas explicaciones y pedir perdón.