La campaña ha sido preparada por un antiguo experto en publicidad, Thierry Saussez, elegido el pasado 16 de abril por el propio presidente de la república, Nicolas Sarkozy, como delegado interministerial de comunicación y director del Servicio de Información del Gobierno (SIG).

El presupuesto de la campaña es de 4,3 millones de euros, y permitirá la difusión en 1.630 ocasiones de spots publicitarios para tratar de persuadir a los franceses de cómo las reformas impulsadas por Sarkozy servirán finalmente para mejorar su capacidad de compra.

La parte televisiva de la campaña ha sido concebida por la agencia Young and Rubicam, y se centra en algunas de las medidas estrella del Gobierno francés para elevar el poder adquisitivo, como la desfiscalización de las horas extras y facilidades para el alquiler.

El Partido Socialista francés ha acogido muy críticamente esta campaña. El ex ministro de Cultura Jack Lang, en concreto, ha denunciado que "no es la primera vez que un gobierno lleva adelante una política de propaganda financiada por los contribuyentes".

"Tal vez habría que prohibir un día este tipo de campañas. Es un poco extraño hacer pagar al contribuyente una campaña publicitaria para alabar la política gubernamental", argumentó.

Según "Le Monde", se da la circunstancia de que el último informe del Insee, el organismo homólogo del Instituto Nacional de Estadística en España, prevé que este año se producirá una bajada del poder adquisitivo de los hogares franceses, como consecuencia de la carestía de los alimentos y del carburante.

El Gobierno francés se mantiene firme en la filosofía con la que Sarkozy ganó las últimas elecciones presidenciales, basada en que quien quiera ganar más deberá trabajar más. A este respecto, la web de la Oficina del Primer Ministro afirma rotundamente que "el aumento del poder de compra de los franceses y de nuestro ritmo de crecimiento depende esencialmente del aumento de la duración media del trabajo".