La matanza se produjo cuando las tropas de Ciskei, independendiente desde 1981 de Suráfrica y que sólo reconoce el gobierno de Pretoria, dispararon sobre los 60.000 manifestantes que participaban e una protesta que pedía la dimisión del brigadier Gqozo, gobernador del citado territorio.

Según el comunicado de la OID, "el Gobierno condena enérgicamente la sangrienta represión de los efectivos armados de un régimen como el de Ciskei, desprovisto de legitimidad internacional". Asimismo, expresa su rechazo "a ciertos dirigentes del Congreso Nacional Africano (ANC) al provocar enfrentamientos deliberadamente".

En el comunicado, el Gobierno reitera su convencimiento de que la única vía para desmntelar el "apartheid" es la negociación, por lo que hace un llamamiento al gobierno de Pretoria y a todos los partidos y movimientos políticos para que "eviten toda iniciativa susceptible de impedir o demorar la inaplazable reanudación de las conversaciones".