Según el viceconsejero de Cultura, Miguel Cabrera, en el plazo máximo de un año se ubicará la sede la Academia en las dos sedes de las facultades de filología de las Universidades de la Laguna y Las Palmas de Gran Canaria y se eligirán los directivos de la Academia así como sus organismos de dirección. El viceconsejero ha garantizado que respetará el deseo de los implicados en dicha Academia en no interferir en su labor. Un grupo de intelectuales canarios habían trasladado al Ejecutivo regional su malestar por el hecho de que "los canarismos, al no estar reconocidos por la Academia Española se consideran expresiones vulgares".

Según los intelectuales, esta impresión "ha sido asumida por la sociedad isleña que abandona su habla propia a medida que asciende en la escala social".

El lingüista Mnuel Alvar ya ha mostrado su rechazo a la creación de esta institución, calificando de "estupidez" la idea de crear una Academia que se ocupe de forma específica del habla canaria. Además advirtió del peligro de convertir en "guetos" las diferentes áreas en las que se habla español con este tipo de iniciativas.

Sin embargo, para los promotores de la idea estas descalificaciones y otras que se han producido en el mismo sentido se deben a "una escalada de malentendidos y tergiversaciones que vienen suceiéndose en medios y grupos de obediencia centralista", explicó Cabrera.

Uno de los fines de esta institución es lograr introducir en el Diccionario de la Real Academia Española los canarismos para poder rescatarlos y "salvarlos de la marginalidad".