La decisión fue adoptada tras los últimos altercados registrados en la ciudad con representantes de esta raza, acusados de promover el consumo de estupeficientes.

El presidente de la asociación manifestó que esta medida contará casi con toda seguridad con el apoyo del Consejo Gitano de Lleida, al que en brevese le comunicará la decisión de la organización.

Alvero afirmó que la expulsión de un gitano de su propio vínculo familiar es el peor de los castigos que puede recibir, por lo que confía que esta nueva acción haga recapacitar a los drogadictos.

Tampoco descartó la posibilidad de movilizar al colectivo para intentar convencer a los drogadictos de que deben abandonar el consumo de estupefacientes.

La asociación cultural expresó su rechazo a la intervención de patrullas populares que puedan genrar violencias de los vecinos hacia los adictos a las drogas.

Alvero confirmó que su grupo pedirá una entrevista con el presidente de la diputación provincial, Josep Grau, a quien propondrán como posible solución al problema la creación de un centro de acogida para drogodependientes.