El Gobierno aprobó ayer los Presupuestos de 2003 y la Ley de Acompañamiento, que recoge -esta última- la congelación de los impuestos especiales, entre los que figura el que grava el consumo de los carburantes. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, explicó la pasada semana que esta medida va dirigida a reducir el impacto del encarecimiento del precio del petróleo.

De los 6.244 millones de euros recaudados a través del impuesto especial de hidrocarburos hasta agosto, 4.317 millones correspnden al Estado y los 1.927 millones restantes a las comunidades autónomas, a las que ha sido cedido parte del impuesto en el nuevo modelo de financiación autonómica.

El impuesto especial sobre los hidrocarburos es una cantidad fija que se recauda por cada 1.000 litros de combustible, por lo que el aumento o descenso del precio de las gasolinas o gasóleos derivado de la variación del coste del petróleo no influye en los ingresos del Estado y las comunidades autónomas por este impuesto.

El Gobiernocree que el mayor riesgo que tiene la economía actualmente es el aumento del precio del crudo, motivado por los conflictos bélicos entre Estados Unidos e Irak, y, por ello, ha decidido congelar el impuesto y no incrementar los gravámenes sobre el petróleo en nuestro país.

La decisión del Ejecutivo ha sido acogida con satisfacción por muchos sectores, entre ellos el del automóvil, que considera una medida positiva y realista la congelación del impuesto en la situación actual de encarecimiento del preci del petróleo.

Tanto fuentes de la patronal de fabricantes de vehículos (Anfac) como de la patronal de concesionarios (Faconauto) consultadas por Servimedia han advertido de que si siguen subiendo los precios del crudo, las ventas de coches podrían verse afectadas en nuestro país.

Por ello, consideran positivas medidas como la congelación del impuesto especial de hidrocarburos, ya que contribuirán a reducir en parte los efectos del aumento de los precios del petróleo.