Así lo defendió durante su intervención en el acto de conmemoración del Día Mundial de los Derechos del Consumidor, en la que señaló que, pese a los avances que se están dando para ser “menos dependientes del exterior, menos vulnerables y más sostenibles”, aún quedan metas por alcanzar para evitar que acontecimientos como la pandemia o la inestabilidad internacional provocada por la guerra en Ucrania tengan “indudables consecuencias” en el día a día de los españoles.

A su juicio, si algo han puesto “de manifiesto” la pandemia y la guerra en Ucrania “es que necesitamos un modelo de producción y consumo de proximidad que dé lugar a una menor dependencia del exterior, que provoque menores vulnerabilidades y que ponga la sostenibilidad en el centro”.

No obstante, a pesar de que ambos acontecimientos han demostrado, a su entender, las “debilidades” de los actuales modelos de producción y consumo, existen “otras problemáticas y desafíos ecosociales que hunden sus raíces en nuestros modelos de producción y de consumo”.

En este punto, expresó el compromiso de su departamento por “democratizar las relaciones sociales de consumo” y por luchar contra las “desigualdades” generadas por un sistema en el que, a su entender, “existen consumos desmesurados” y hay personas que no pueden satisfacer sus necesidades más básicas de alimentación, vivienda o energía.

Garzón recalcó que el Gobierno central “pondrá todas sus fuerzas en que el contexto actual no agrave” este tipo de situaciones de pobreza y abogó por “reducir la demanda de quienes más tienen” para, de esa manera, “redistribuir las rentas y la riqueza”. “La confrontación de estas asimetrías sociales han de ser y son una prioridad para un gobierno progresista como el actual”, sentenció.

POSIBILIDAD DE GENERAR CAMBIOS

En el marco de esta efeméride, Garzón subrayó que, como consumidores y ciudadanos, “todos tenemos la posibilidad de generar cambios importantes” y pidió no caer en la “ecoansiedad” instando a ver en los desafíos ecosociales “una oportunidad para reformular hábitos y estilos de vida” que se traduzcan en sociedades “más saludables, justas y en mayor equilibrio con el planeta”.

A este respecto, afirmó que las pautas de consumo “no deben ser azarosas, sino el resultado de un proceso de concienciación”, para el que juzgó “imprescindible tener información sobre toda la cadena de producción de un producto”.