"Nuestra nación es la española, y todo lo bien que nos han ido las cosas a los castellano-manchegos en los veinte últimos años se debe a la España que tenemos, que además es la que queremos", subrayó.

A su juicio, la España actual "es emergente, moderna, crece como casi nadie y ha sabido compatibilizar el poder central y una descentralización como no se conoce casi en el mundo".

Para el portavoz del Gobierno regional, la autonomía ha puesto de manifiesto que nunca le ha ido tan bien a la región como en la etapa autonómica, "cuando las cosas se deciden aquí".

Respecto al resto de textos estatutarios, el Ejecutivo regional tiene claro que cada autonomía está en su derecho de plantear lo que más le conviene, lo cual no tiene por qué ser negativo necesariamente, porque "confiamos en las instituciones del Estado para que armonicen los intereses de unos y otros", indicó García-Page.

En este sentido, y sobre el Estatuto catalán, el Gobierno de Castilla-La Mancha lo estudia jurídicamente para saber hasta qué punto puede vulnerar los intereses como región, y "no por razones de tipo político".

El vicepresidente segundo explicó que ante cualquier norma que atente contra los intereses de la comunidad de Castilla-la Mancha, se actuará sin ningún género de dudas, como se ha hecho con el Estatuto valenciano.

Emiliano García-Page pidió también que este debate no se base en "entelequias" y aseguró que a la región le ha ido bien con el actual modelo de financiación, "y le puede ir excepcionalmente bien con algunos modelos que se plantean, porque esta región crece como ninguna".

A este respecto, exigió que si se habla de dinero y estatutos, "se haga con las cuentas claras y con documentos y análisis serios, y no con opiniones políticas".