El contenido del Voto de la Villa es el siguiente:

"Porque la vida es renovación y compromiso; porque nunca la fuerza de uno solo es suficiente; porque en la comunión de valores y esperanzas nos reconocemos cuantos compartimos una misma sociedad, venimos, un año más, a encontrarnos en torno a Santa María la Real de la Almudena, y en su presencia hacer voto solemne de convertir a nuestra ciudad en casa de paz, de bienestar y de alegría.

"Traemos, pues, ante ti, Señora, el mensaje de agradecimiento de una ciudad que se sabe acompañada en este camino que estamos recorriendo para convertirnos en un espacio socialmente más justo y humano, sin que nadie sea marginado por sus creencias, por sus carencias materiales, por las preciosas diferencias con las que cada ser humano ha sido bendecido.

"Como nos recuerda su santidad Benedicto XVI, en días de relativismo no podemos reducir el valor de la libertad del hombre, ni sucumbir ante quienes reclaman una visión única del mundo. Por eso, confiamos, Señora, que ese mensaje de paz y amor que debe presidir toda acción de la Iglesia llegue claro y transparente a sus destinatarios.

"Le pedimos a nuestra patrona que en tiempos de oscuridad, sigamos siendo luz. Que en medio del ruido, sepamos ser silencio. Que en los corazones agarrotados por la obsesión de alguna verdad particular, seamos semilla liberadora y fértil de pluralidad. Y confiamos en que ella nos enseñe el don del respeto y el deber de la tolerancia mediante la disposición apacible y madura de nuestros semejantes, de todas las razas, de todas las lenguas, de todos los credos, ideas y formas de vivir.

"Ayúdanos a no caer en el conformismo ante la exclusión o la injusticia, a no ser presa de la resignación ante la mediocridad, a no mostrarnos jamás indiferentes ante el dolor o los anhelos de nuestros conciudadanos. Y recuérdanos que cada éxito es sólo un nuevo comienzo, pues nada está escrito y el mundo que nos rodea es siempre una inacabable y hermosa posibilidad, una renaciente promesa de libertad.

"Ayúdanos a habitar en un tiempo nuevo de serenidad, libres por igual de la ansiedad del futuro y de la nostalgia del pasado. Que de todas las herencias recibidas, tomemos únicamente en nuestras manos las de la concordia. Y que la angustia y la confusión de quienes un día se perdieron por los senderos ciegos del odio, se agoten en su propia sinrazón y no nos hagan prisioneros de ella.

"Ayúdanos, Señora, a desafiar al terror como siempre hicimos, hasta vencerlo, para, con la voz del poeta, anunciar por fin al mundo que, entre nosotros, la muerte no tendrá señorío. Y no nos dejes confundir la paz con el abandono, ni la memoria con el rencor.

"No permitas que las palabras se gasten o nos aíslen, y ayúdanos siempre a ser amigo entre los enemigos, bálsamo en la herida, camino que salte sobre fuertes y fronteras. Y, acogiéndonos al lenguaje universal que hablan los madrileños, déjanos expresar nuestra vocación de servicio a los hombres mediante la oración del Santo de Asís, pidiéndote que donde haya odio, Madrid ponga amor, donde haya discordia, Madrid sea un punto de unión, donde haya tinieblas, Madrid irradie incansable su luz".