Rodríguez Ibarra y Leguina intervinieron en el acto de presentación del libro "Procesos políticos en España", en el que José Barrionuevo relata, como él mismo explicó, "atropellos políticos disfrazados de procedimientos judiciales" a lo largo de la Historia, y que concluyen con el suyo.

Junto a Barrionuevo se pudo ver también al ex presidente del Gobierno Felipe González, con el que se fundió en un abrazo y al que definió como "mi presidente, mi amigo y mi compañero",también a Rafael Vera, José Luis Corcuera y José María Rodríguez Colorado.

También se dejaron ver algunos miembros de la actual dirección del PSOE, como Juan Fernando López Aguilar, Alvaro Cuesta, Enrique Martínez y Lentxu Rubial; ex dirigentes como Matilde Fernández y Juan Barranco, y varios diputados, además de amigos personales de Barrionuevo, muchos de ellos llegados desde Almería.

Barrionuevo explicó que ha escrito este libro "en lugar de pedir perdón, como me han aconsejado por ahí", porqu se trata de un paso más en su objetivo, "no decir adiós a todo esto" hasta que no haya cumplido con el deber de los capitanes de navío, no abandonar la embarcación hasta que toda la tripulación esté a salvo, "y no es el caso".

Para toda esa "tripulación", especialmente para Rodríguez Galindo, Barrionuevo no reclamó "un trato similar al de otros generales extranjeros que luchan contra el terrorismo", como los estadounidenses en Iraq, "no somos tan osados". "Pedimos, más bien suplicamos, que se les perita vivir con sus familias".

Rodríguez Ibarra señaló aquel proceso judicial como comienzo de una nueva etapa política, la del rencor, en el que se basó José María Aznar para gobernar y que, si continúa, alertó, llevará "a un precipicio donde podemos cargarnos territorialmente este país".

Denunció además que las condenas por el Gal fueron "la excusa que necesitaban algunos para cambiar de orilla" y pasar, "con armas y bagaje", de defender el derecho de autodeterminación del pueblo vasco a sugerir a aplicación del artículo 155 de la Constitución.

A la vista de todo lo sucedido después queda claro, en su opinión, "que fue una canallada, un intento de sacar al PSOE del Gobierno", para lo cual, aseguró, "Garzón y Pedro J. actuaron coordinadamente".

Relató a continuación Rodríguez Ibarra una serie de "mentiras" y contradicciones, como que algunos "se rasgaran las vestiduras" por el secuestro de Segundo Marey y no lo hagan por el asesinato de José Couso, o que Aznar dijera que en la lucha contr ETA "no caben atajos" pero se deje ver "abrazando" a Gadafi.

Hubo también intelectuales y políticos escandalizados por el Gal pero que respaldan o justifican el ataque de Israel sobre Siria, afirmó. Qué hubiera pasado, se preguntó, si González hubiera ordenado el bombardeo de etarras en Francia en los años ochenta.

A quienes acusaron a Rodríguez Galindo de excesos les preguntó también si comparten las condecoraciones a los militares estadounidenses de la guerra de Iraq, porque ambas cosas, dijo,son incompatibles.

En esta retahíla de denuncias, Rodríguez Ibarra se mostró también convencido de que la dirección de su partido pidió perdón a los ciudadanos después de las condenas no por motivos morales, "sino porque el zurrón estaba escaso de votos".

Pese a todas las críticas al Gobierno del PP, el presidente extremeño aseguró que siempre respaldará a quienes luchan contra el terrorismo "con equivocaciones o sin ellas" y, precisamente por ello, es por lo que deja claro que las condenas fuero "una brutalidad y una injusticia".

En la lucha antiterrorista, concluyó, se ha pasado del combate sutil, de la inteligencia, de la infiltración, a la lucha en campo abierto con inocentes de por medio, "de Conan el Bárbaro a Terminator, aunque en California se han quedado los dos".

LA VIEJA GUARDIA Y LOS RECIEN LLEGADOS

El primero en intervenir fue Joaquín Leguina, que recordó la promesa de José María Aznar al llegar al Gobierno, pasar página, y alertó de la necesidad de mantener la memoria de a historia para encontrar el sentido del presente y del futuro.

El PSOE, dijo Leguina, tiene una gran historia, llena de momentos brillantes y también trágicos. "Y a veces da la sensación de que se quiere pasar página, pero yo me voy a oponer a eso", advirtió.

Leguina recordó que en 1977, cuando el PSOE se dio un nuevo impulso para recomponerse de las consecuencias de la guerra civil y la dictadura, los socialistas llevaban a sus mítines a tres oradores, uno "de la vieja guardia", un nuevo dirigete pero con solera de militancia, "y luego íbamos los recién llegados".

"Aquello representaba claramente la intención de asumir toda la historia del partido", pero colocarse en el "pasar página", alertó Leguina, "es el olvido, instalarse en el despilfarro".

En el caso concreto de los procesos por el Gal, Leguina denunció "la fatal y pésima conjunción" entre pasión política y justicia, y entre justicia y medios de comunicación, que provoca una condena sin pruebas.

Ocurrió con los condenados cn el Gal, aseguró, como más recientemente con Dolores Vázquez, condenada por el asesinato de Rocío Waninkhof porque tenía "un perfil delincuencial", como dijo el ministro de Interior. Ese perfil hace años era "ser del PSOE", afirmó.

Leguina reiteró que Barrionuevo, Vera, Rodríguez Galindo y Rodríguez Colorado fueron condenados "sin pruebas", y los socialistas tienen "la obligación moral de decirlo alto y claro, no por ellos, sino por nosotros mismos".