En declaraciones a la Cadena Ser, Murillo restó importancia al documento que entreg ayer Ricardo García Damborenea a Baltasar Garzón. "No le doy demasiada importancia a ese documento. No puede hablarse de documento fundacional, porque, en primer lugar, el GAL no es ninguna orden religiosa, la fundación no tiene sentido".

"Creo", continuó, "que es uno de los documentos, que quizá aparezcan más, de los que en aquellos momentos distintos estamentos, o bien del Estado, o de alguna institución distinta hacían o redactaban y sometían a algunos órganos de la administración dando alternativs o soluciones al problema que se había planteado sobre el paso de la frontera".

A su juicio, todo apunta a que siga el goteo de revelaciones. "El problema está en que Felipe González tuvo la desgracia de estar en el sitio en el momento que se producían uno acontecimientos tremendos en este país, que había una mentalidad casi de golpe de Estado y que probablemente se vio obligado a transigir en que determinados elementos del Gobierno y de los medios de seguridad del Estado e incluso del Ejército, acturan de determinada forma y esto naturalmente tiene ya un coste político, el problema que se está dilucidando ahora es tiene también un coste penal", afirmó Murillo.

Opinó que una posible solución a esta situación sería la convocatoria de elecciones generales. "Yo siempre dije que esto habría que solucionarlo políticamente, pero parece ser que la decisión política, que sería dar unas elecciones inmediatas que podrían servir de bálsamo a todo esto y llevar las aguas a su cauce, no se contempla".

Fialmente, Murillo no adelantó si Alvarez va a acordarse de más cosas. "Hasta el momento me da la impresión de que mi cliente es muy reacio a contar cosas como buen espia y buen director de espias y sólamente cuando se ve muy presionado o muy acosado cuenta cosas".