FUNERAL DE LAS VICTIMAS DE EA. ESTEPA PIDE A LOS MILITARES QUE NO CEDAN AL DESEO DE COSECHAR ODIO Y VENGANZA

MADRID
SERVIMEDIA

El vicario general castrense, monseñor Juan Manuel Estepa, que hoy ofició la misa por los seis militares y un funcionario del Ministerio de Defensa asesinados ayer en un atentado perpetrado por la banda terrorista ETA en la capital, hizo un llamamiento a los asistentes para que no cedan al deseo de cosechar odio y venganza.

En su homilía, moseñor Estepa dijo a los presentes al funeral,celebrado en el patio de armas del Cuartel General del Ejército, que "no dejemos que la tiniebla del odio y de la locura de Caín invada este noble patio de armas en el que ahora mismo se simboliza las ciudades y los pueblos de España".

El vicario general castrense alentó a los presentes, en su mayoría militares y compañeros de los asesinados, para que no cedan "en estas dolorosas circunstancias a la tentación de cosechar odio y deseo de venganza que es la invitación que desde hace tantos años nos dirien quienes desde su siembro de violencia y sangre inocente, se han sumido ellos mismos en el fango de la degradación más extrema y más inhumana".

El funeral por las siete víctimas, los tenientes coroneles del Ejército del Aire Juan Romero Alvarez y José Carretero Soge; los tenientes coroneles del Ejército Javier Barón y Díaz de Figueroa y Fidel Dávila Grarijo; el capitán de fragata Domingo Olivo Esparza; el sargento primero de la Armada Juan Manuel Calvo Alonso, y el conductor Pedro Robles López, comezó a las diez de la mañana cuando llegaron al patio de armas del Cuartel General del Ejército los siete féretros cubiertos con la bandera nacional, que portaban a hombros ocho compañeros de cada víctima.

Minutos antes, habían tomado asiento en el lugar los familiares de los fallecidos, que siguieron los actos fúnebres en medio de escenas de gran dolor, y las autoridades civiles y militares, encabezados por el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, y por los ministros de Defensa, Julián García Vargs, y del Interior, José Luis Corcuera, y por el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemed), José Rodrigo.

También estuvieron presentes en el funeral el director general de la Guardia Civil, Luis Roldán; el fiscal general del Estado, Eligio Hernández; el presidente madrileño, Joaquín Leguina; el alcalde de Madrid, José María Alvarez del Manzano, así como el secretario de Organización del PSOE, José María Benegas, y el secretario general del PP, Francisco Alvarez Cascos, entre otras personalidades.

Durante la ceremonia religiosa, que fue seguida en absoluto silencio por los centenares de personas que llenaban el patio de armas así como por los funcionarios que lo presenciaban desde los balcones del cuartel, monseñor Estepa resaltó la necesidad de implantar en la sociedad la paz y leyó el mensaje de condolencias que ayer remitió el Papa al cardenal Suquía reprobando los atentados.

HOMENAJE A LOS CAIDOS

Tras la ceremonia religiosa, que concluyó sobre las 10,45 horas, comenzó el acto militar de omenaje a los caídos con la interpretación de la canción "La muerte no es el final", durante la cual soldados que portaban banderas denominadas guiones tomaron posiciones frente a los siete féretros, donde depositaron una corona de flores.

El momento más intenso, en el que algunos de los militares, que permancieron saludando, y civiles presentes, todos ellos con un semblante muy serio y consternado, no pudieron reprimir las lágrimas, fue el toque de oración, durante el cual fueron inclinándose los guines frente a los féretros.

Tras el homenaje, se dió lectura de la orden por la que el Ministerio de Defensa concedió, con carácter extraordinario y a título póstumo, condecoraciones a las víctimas, consistentes en las cruces del mérito militar, naval o aeronaútico, con distintivo blanco de primera clase, para los cuatro tenientes coroneles asesinados, y de tercera clase para el sargento de la Armada y para el conductor civil Pedro Robles.

Las condecoraciones fueron impuestas sobre los féretros po el vicepresidente del Gobierno, acompañado por el ministro de Defensa y por el Jemed, y posteriormente fueron entregadas, junto a las banderas que cubrían los ataúdes, a los familiares, en medio de una gran emoción.

El acto finalizó a las 11 de la mañana, momento en el que los féretros abandonaron el patio de armas mientras la banda del Cuartel General del Ejército tocaba una marcha fúnebre. Tras ellos, salieron del patio la banda de música y la compañía, formada por una sección de cada ejército, quepermaneció en el patio durante el funeral.

Al paso de los ataúdes, que fueron seguidos por los familiares de las víctimas y por las autoridades, los militares presentes se despidieron de las víctimas con un saludo militar mientras que algunos de los compañeros de los fallecidos que portaban los féretros a hombros lloraban.

Tras el acto, los féretros abandonaron el Cuartel General del Ejército para ser enterrados en una ceremonia íntima por expreso deseo de las familias. Cuatro de los fallecidos srán inhumados en Alcalá de Henares, uno en Murcia, otro en Getafe y el restante en el cementerio de la Almudena, de Madrid.

(SERVIMEDIA)
22 Jun 1993
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