Ello es consecuencia del "leve boicot" -el restaurante tuvo una afluencia de púlico normal- ejercido por los funcionarios de la Cámara Alta en protesta por el aumento de precios, que consideran no se ha correspondido con una mejora en la calidad del servicio.

Un portavoz autorizado de Mesareal, la firma que lleva el restaurante y la cafetería de la Cámara, manifestó que, en su opinión, las quejas se refieren únicamente a la subida de los precios, que a partir de enero de este año pasaron de 390 a 470 pesetas por el menú del día para los funcionarios (para los demás son 940 pesets) y de 125 a 140 pesetas por el desayuno, éste último precio igual para todo el mundo.

La empresa concesionaria considera que la protesta no se debe a un mal servicio, puesto que cada vez son más los senadores e invitados que acuden al restaurante, sino a los precios.

El portavoz de Mesareal aseguró que los precios no los pusieron ellos, sino la Mesa del Senado cuando determinó que "no nos podían dar más dinero de subvención".