Aunque el ministerio ruso de Energía Nuclear ha cerrado la planta radioquímica de Tomsk, donde se registró la fuga, mantiene operativas las de Chelyabinsk y Krasnoyarsk.

Estas instalaciones están dedicadas al reprocesamiento de combustiblenuclear, ya que separan el plutonio que posteriormente es dedicado a fines militares.

Según Greenpeace, "es una locura que el Gobierno ruso continúe separando plutonio en estas plantas secretas que nacieron durante la 'guerra fría'".

Juan López de Uralde, de Greenpeace España, aseguró hoy a Servimedia que si bien todavía no es posible conocer el alcance y consecuencias de la fuga ocurrida ayer en la planta de Tomsk, el Gobierno ruso debería dejar de producir plutonio para cumplir el compromiso aduirido sobre no proliferación de armas nucleares.

El ministro ruso de Energía Nuclear de la Federación Rusa, Victor Michailov, ha asegurado a los ecologistas que desconoce la extensión de la contaminación radiactiva resultante del accidente, si bien reconoció que varios centeneres de metros cuadrado están afectados.

El escape se produjo al explotar un tanque de uranio cuando los operadores procedían al añadido de ácido nítrico, como consecuencia de un incremento desmesurado de la temperatura.

Victor Michailov explicó a Greenpeace que anteriormente habían detectado aumentos de temperatura durante el llenado de los tanques con ácido nítrico, pero nunca tan importantes.

Sin embargo, las autoridades rusas no han sabido especificar si alguno o algunos de los trabajadores de la planta han resultado afectados por las radiaciones. Por ello, la organización internacional ha exigido al ministro de Energía Nuclear que detalle la magnitud y consecuencias del accidente.