El procesado, pra quien el fiscal pide 93 años y 4 meses de prisión por 6 violaciones (dos en grado de tentativa) y que en la actualidad cumple una condena de 10 años de prisión por una tentativa de violación), no reconoció su culpabilidad en los hechos que le imputan.

No obstante una de las 6 mujeres vejadas, que prestó declaración a puerta cerrada, le identificó ante la sala como el hombre que la forzó, si bien este testimonio carece de una validez jurídica similar a las ruedas de reconocimiento.

Miguel AngelGarcía manifestó que si en las declaraciones sumariales afirmó haber tenido acceso carnal por la fuerza con 15 ó 20 mujeres durante los cuatro años anteriores a su detención (en diciembre de 1989) fue porque le presionaron psicológicamente.

Según el ministerio público, García Bardena actuó entre septiembre de 1988 y diciembre de 1989, siempre por los barrios de Aluche, Batán y Puerta del Angel, y utilizaba un destornillador o una llave inglesa para amedrentrar a sus víctimas.

Durante ese periodo e tiempo, la policía recibió un total de 24 denuncias de violación en el distrito. De ellas, 16 se archivaron, por una se condenó ya al procesado, por otra se le absolvió y por el resto se sienta ahora en el banquillo de los acusados.

Según declararon algunos de los funcionarios policiales que realizaron las investigaciones, se llegó a la conclusión de que las violaciones eran cometidas por una misma persona por la forma en que el agresor abordaba a las víctimas, siempre por la espalda, tapándole la bca y sin ánimo de lucro.

Además, vestía cazadora oscura o camisetas negras, que la policía aprehendió durante un registro en el domicilio del procesado.

Sin embargo, el abogado defensor trató de mostrar que fueron hechos inconexos, por lo que citó como testigos a otros dos jóvenes que fueron identificados por algunas de las víctimas en las ruedas de reconocimiento en las que también figuraba Miguel Angel García.

En la prueba pericial, el forense García Andrade, que realizó el informe psicolóico de García Bardena, explicó que el procesado no padece enfermedad mental, sino que es "un inmaduro psicosexual que busca la gratificación sexual por medio de la violencia".

El juicio continuará mañana con la declaración de las otras 5 mujeres forzadas, que al igual que la primera prestarán testimonio a puerta cerrada.