Los hechos ocurrieron en la madrugada del 13 de noviembre de 1990 cuando, según las conclusiones del fiscal, el procesado entró armado con un cuchillo de cocina en el salón de su domicilio de Móstoles, donde estaba su esposa, Emilia Sánchez Domínguez.

El escrito indica que Mustafá agarró del brazo derecho a su cónyuge y comenzó a asestarle diversos pinchazos en el tórax y el brazo con el cuchillo, con una hoja de sierra de 14 centímetros de longitu, que atravesaron el pulmón y perforaron el hígado de la víctima.

Después, agarró a su esposa por el pelo "de modo brutal y salvaje" y la degolló tras producirle dos cortes en el cuello, que le causaron la muerte inmediata, afectando a laringe, esófago, vértebras cervicales y musculatura paravertebral.

El parricida finalizó su labor apuñalando el cuerpo por la espalda "para aumentar el dolor de la víctima" mientras caía al suelo. El "shock" hemorrágico provocó a su vez la muerte del feto que tení una edad no superior a los 63 días.

Mustafá se entregó a la policía al poco tiempo, aconsejado por su hermano al que contó que la había matado porque no quería que abortase, como ya había hecho unos meses antes, y al parecer ya tenía hasta concertada hora en una clínica para interrumpir su embarazo. Emilia tenía un hijo de cuatro años de su anterior matrimonio.

El fiscal ha contemplado un delito de parricido con la agravante de abuso de superioridad y solicita que se imponga al procesado una pen de 30 años de reclusión.