Los dos acusados aseguraron al tribunal que lo único que pretendían era dar un escarmieto a Juan Antonio Soler, el compañero de trabajo de la procesada en un almacén de limones, para que dejara de mantener relaciones sexuales con Antonia.

Los hechos ocurrieron el 16 de diciembre de 1990, cuando Antonia y Juan, tras encontrarse en una discoteca del pueblo, acordaron acudir por separado a una cita en el camino de la finca 'El Reloj'.

Antonia se metió en el coche donde estaba escondido su marido con una escopeta superpuesta Astra, y cuando llegaron a la cita, Diego se escondió detrás e un limonero. Antonia comenzó a golpear a Juan en la cara y los genitales, hasta que, según el fiscal, un disparo de su marido alcanzó la cabeza del hombre y le causó la muerte inmediata.

Diego B. declaró al tribunal que cuando se enteró de la infidelidad de su mujer quiso dar una paliza a Juan Soler para salvar su honor, pero sin llegar a matarle.

Por su parte, Antonia M. manifestó que mantuvo relaciones sexuales con la víctima porque estaba celosa ante las noticias que le llegaron sobre la posble infidelidad de su marido, aunque esto nunca lo comprobó.