El juicio, que quedó hoy visto para sentencia, se celebró a puerta cerrada en la sección 1ª de la Audiencia de Madrid para proteger la intimidad del joven, que prestó declaración ante el tribunal.

Según las conclusiones de las acusacioones, los hechos ocurrieron el 13 de marzo de 1990 cuando el menor se disponía a entrar en su portal y el procesado le obligó a acompañarle a la fuerza.

l muchacho apenas pudo prestar resistencia, ya que tenía un brazo escayolado. A.M.R. le condujo hasta su domicilio, situado en el mismo barrio y allí le retuvo durante más de hora y media sometiéndole a tocamientos además de a las vejaciones mencionadas.

Al día siguiente, la policía detuvo al agresor después de que la víctima le reconiera en el album fotográfico que le presentaron en comisaría, ya que el procesado poseía antecedentes penales, uno de ellos por exhibicionismo y otro por robo con homicido.

A.M.R., que ofreció distintas versiones durante la fase sumarial, reconoció finalmente que estuvo con el joven en su casa, pero que éste le acompañó voluntariamente y que ignoraba lo que ocurrió porque estaba borracho.

Sin embargo, algunos de los testigos que declararon ante el tribunal y que estuvieron con el procesado poco antes de la violación, negaron que se encontrara en estado de embriaguez cuando le dispidieron.

Tanto el fiscal como la acusación particular coincidieron en calificarlos hechos de un delito de violación y otro de rapto, aunque el letrado que representa a la víctima solicita una pena mayor, 38 años de prisión, ya que además contempla un delito de atentado contra la libertad sexual.