LA FERIA DE SAN ISIDRO LLORA LA MUERTE DE DOMINGUIN

- Manolillo de Valencia: "Era el torero con más personaldad que he visto en mi vida"

- En un viaje a Yugoslavia, Dominguín sufrió una cogida, pero pidió que no tocaran el toro hasta su vuelta del hospital, veinte minutos después

MADRID
SERVIMEDIA

La muerte de Luis Miguel Dominguín ha caído como un mazazo entre los toreros, aficionados y devotos de la Feria de San Isidro de Madrid, que comienza el próximo sábado 11, según manifestó a Servimedia el torero Manuel Ruiz 'Manolillo de Valencia', amigo personal de Dominguín que comprtió muchas tardes en el ruedo con él.

Manolillo de Valencia definió a Dominguín como "el torero con más personalidad que he visto en mi vida, que he visto unos pocos", afirmó el diestro retirado, de 60 años, "y el más desprendido, más defensor de los toreros en toda la historia del toreo".

"ha marcado las ferias de San Isidro que ha toreado y las corridas de Beneficencia. En Madrid ha sido número uno de cualquier manera, su personalidad ha sido arrolladora y ha llevado mucha gente a los tendidos Es un propulsor de la Feria de San Isidro", añadió Manolillo de Valencia.

El amigo de Dominguín considera que éste "ha sido base en todas las ferias que ha toreado, el primero siempre, y ha contratado como él ha querido, y toreado con quien él ha querido".

Manolillo señaló que el estilo de Dominguín es "de poderío, cabeza y mucha personalidad, sobre todo mucha personalidad". Manuel Ruiz acompañó como apoderado a Dominguín a Yugoslavia en 1971, adonde acudió el diestro junto con el espada RobertoPiles y el rejoneador portugués Alfredo Conde invitados por el mariscal Tito.

En el país balcánico protagonizó Dominguín dos anécdotas, según Manolillo de Valencia. En una de las dos corridas que lidiaron, en Belgrado, un toro de Guardiola le empitonó por la corva (detrás de la rodilla), sin cornear al torero, sino que éste quedó cogido por los machos (los cordones del traje), pero sin poder soltarse. "Lo tuvo en los pitones por lo menos tres minutos, no había forma de quitarlo, fuimos como nueve o diz personas a quitarle el toro, como forcados", relató.

Una vez liberado, el torero fue trasladado a un hospital cercano, pero por el camino Dominguín dio instrucciones para que no tocaran al toro, que él volvería enseguida. Así fue, y a los veinte minutos el diestro reanudó la faena como si nada hubiera ocurrido.

En la otra corrida estuvo presente Tito y para despedirles el jefe del Estado yugoslavo les ofreció una cena. En el transcurso de la misma Tito explicó a Luis Miguel Dominguín que los do millones de pesetas que tenían que cobrar en dólares no se los podrían entregar hasta primeros del año siguiente, porque se les habían terminado los dólares, y le extendió un cheque.

Entonces, Dominguín cogió el cheque y lo hizo mil pedazos. "A mí no hace falta que me déis el cheque", dijo Dominguín a Tito, "ya me pagaréis".

Manolillo de Valencia manifestó que Dominguín "era un admirador mío y yo un admirador de él, nos llevábamos muy bien los dos. Nos teníamos mucho respeto; no tenía soberbia, o que tenía era personalidad y lo sabía todo del toro. No le gustaba que lo alabasen, los cobistas no le gustaban nada".

(SERVIMEDIA)
08 Mayo 1996
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