La ceremonia, presidida por el cardenal decano Giovanni Battista Re, trascurrió bajo el sol con la muchedumbre en silencio, sólo interrumpido por el graznido de las habituales gaviotas de Roma y el paso de los helicópteros que velan por la seguridad. De hecho, el funeral de Francisco ha congregado a mandatarios de 50 países y 10 casas reales.

Además de las interpretaciones musicales de la capilla vaticana, ese clima de respeto también se interrumpió durante la homilía, especialmente cuando Re hizo suyo el llamamiento de Francisco al cese de las guerras. A su llegada a la plaza, antes de la ceremonia, los fieles ovacionaron al presidente de Ucrania, Volodómir Zelenski, cuando accedió a su ubicación, cerca del altar, informó la agencia Aska.

El féretro abandonó la plaza hacia el interior de la basílica de San Pedro después de más de dos horas de ceremonia, tiempo que marcaron las campañas vaticanas con motivo del ángelus que se reza a esa hora.

En esta procesión final participaron los 220 cardenales presentes este sábado en Roma. Según informó la Santa Sede, también participaron en este adiós a Francisco 750 obispos de todo el mundo y casi 4.000 sacerdotes, que ayudaron a distribuir la comunión a los fieles por el foro vaticano.

En su despedida de Francisco, algunos de los fieles mostraron pancartas con mensajes de agradecimiento al legado de Francisco, mientras la 'schola' interpretaba el canto mariano del Magnificat. En ellas podía leerse, entre otros mensajes, las palabras "gracias" y "adiós padre y maestro".

Ya en el templo, frente al baldaquino de Bernini que cubre la tumba del primer papa, San Pedro, el séquito con los restos de Francisco se detuvo brevemente con el ataúd a modo de despedida.