LOS FAMILIARES ASISTEN ROTOS DE DOLOR AL ULTIMO ADIOS A LOS MILITARES FALLECIDOS
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Los familiares asistieron hoy abatidos, rotos por el dolor, y con lágrimas en los ojos al funeral de Estado que se celebró, durante una hora y media, en el patio de armas del Cuartel General del Ejército, situado junto a la madrileña plaza de Cibeles.
Acompañados y arropados por los Reyes de España, los Príncipes de Asturias, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el ministro de Defensa, José Bono, y otros ministros así como las principales autoridades civiles y militares, los familiares de los militares muertos en Afganistan asistieron a una misa fúnebre oficiada por el arzobispo castrense, monseñor Francisco Pérez González, y a la imposición de condecoraciones a título póstumo de manos de Don Juan Carlos.
En primera línea de la tribuna de autoridades, tras los asientos de los monarcas y los príncipes, junto con el presidente del Gobierno y el ministro de Defensa, estuvieron la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, el titular de Justicia, Juán Fernando López Aguilar, y la ministra de Agricultura, Elena Espinosa. Se encontraban también el presidente del Congreso, Manuel Marín, y el del Senado, Javier Rojo, seguidos de las principales autoridades castrenses.
En la segunda fila, se podía ver a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, el presidente de la Xunta de Galicia, Emilio Pérez Touriño, y el de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, las tres comunidades autónomas de las que eran originarios los militares muertos.
Además, se encontraba en lugar preferente, junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, el ex presidente del Gobierno Felipe González y muy cerca el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón.
También estuvieron presentes, el líder del principal partido de la oposición, Mariano Rajoy, que llegó flanqueado por el secretario general del PP, Angel Acebes, y el portavoz parlamentario de su grupo, Eduardo Zaplana. El líder de IU, Gaspar Llamazares, los portavoces de Defensa en el Congreso de ERC, Joan Puig, y de Coalición Canaria, Luis Mardones, y el portavoz parlamentario de la misma, Paulino Rivero, también se encontraban en los funerales.
Los Reyes y los Principes de Asturias que entraron en el Cuartel General del Ejército pasados diez minutos de las diez dela mañana, hora prevista para dar comienzo a la ceremonia fúnebre, saludaron a los familiares de los militares fallecidos, les ofrecieron consuelo y les trasmitieron su más séntido pésame.
A continuación, sobre las diez y veinte de la mañana, se produjo uno de los momentos más emotivos del acto, la entrada de los féretros de los diecisiete militares muertos, portados por sus compañeros de división, que fueron depositados uno a uno en los catafalcos dispuestos delante del altar donde el arzobispo castrense celebró la misa fúnebre, mientras de fondo sonaban los compases de una marcha fúnebre.
CONDOLENCIAS DEL PAPA
Antes de que el arzobispo castrense iniciara la solemne misa, el nuncio del Papa en España, Manuel Monteiro, leyó el mensaje de Benedicto XVI en el que ofreció su consuelo a los familiares y les transmitió el dolor que el Papa sintió al conocer el accidente en el que murieron los militares españoles.
Por su parte, monseñor Francisco Pérez, en su homilía, también recordó las muestras de apoyo del Papa a los familiares de los muertos, les transmitió ánimo y les dijo que: "la muerte les llegó cumpliendo su misión en obediencia".
También destacó los sólidos principios humanos de los fallecidos y citó palabras de uno de los militares muertos que le dijo a su madre, en vida: "si algún día muero, madre no te apenes y sigue siendo feliz".
Concluida la celebración eclesiástica, el Rey impuso las condecoraciones a título póstumo, decretadas por el Gobierno. Don Juan Carlos prendió de la bandera de España que cubría cada féretro la Cruz al Mérito Militar con distintivo amarillo, que se concede a militares lesionados graves o muertos en acto de servicio.
A continuación, la oración fúnebre castrense a los caídos por la patria y los acordes del motete religioso "La muerte no es el final" sonaron en el Cuartel General del Ejército, ante más de 300 personas. Los militares y el ministro Bono acompañaron cantando la letra a los acordes de la marcha, al toque de la banda militar.
A continuación, los féretros, de nuevo a hombros de los compañeros de los fallecidos, fueron retirados del patio de armas desde donde partieron, unos en avión y otros en coche, a los lugares donde serán enterrados.
Tras la interpretación del himno nacional, por parte de la banda de música militar, los Reyes y los Príncipes de Asturias abandonaron el Cuartel General del Ejército, acompañados por el presidente del Gobierno y el ministro de Defensa, y a continuación lo hicieron los familiares entre aplausos de las autoridades militares y civiles y del resto de los asistentes.
Muchos de ellos, tuvieron que salir del recinto apoyados en sus acompañantes después de una hora y media de ceremonia solemne para despedir a sus muertos.
(SERVIMEDIA)
20 Ago 2005
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