Biodiversidad
La falta de lluvia amenaza a la tarabilla canaria, ave endémica de Fuerteventura
- Sus poblaciones caen entre un 63% y un 70% en dos décadas, según un estudio

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La población actual de la tarabilla canaria, un ave endémica que solo habita en la isla de Fuerteventura, ronda los 4.500 ejemplares y ha descendido entre un 63% y un 70% en las dos últimas décadas principalmente por la escasez de lluvias.
Así lo asegura un estudio realizado por siete investigadores españoles y publicado en la revisa ‘Science of The Total Environment’. La densidad media actual de la tarabilla canaria (‘Saxicola dacotiae’) es tres individuos por kilómetro cuadrado, casi tres veces menos que hace dos décadas (ocho por kilómetro cuadrado)
Esta drástica disminución de la población ha ocurrido bajo el mismo patrón de preferencias de hábitat de la especie, vinculada principalmente con matorrales semi-áridos bien conservados en laderas con fuerte pendiente.
La falta de lluvias afecta directamente a la productividad primaria de la isla y, por tanto, a la disponibilidad de alimento para las tarabillas, lo que repercute negativamente en su éxito reproductor.
En años secos, las hembras pueden llegar a no realizar puestas, lo que provoca que descienda el número de individuos reproductores los años siguientes.
“Considerando que la especie tiene una supervivencia media de 3-5 años, varios años consecutivos de sequía pueden tener un impacto severo en la población”, reflexiona Juan Carlos Illera, de la Universidad de Oviedo.
MISMA METODOLOGÍA
Para llevar a cabo investigación, los autores replicaron con precisión la metodología empleada hace casi 20 años para evaluar los cambios en la población de tarabilla canaria en Fuerteventura entre 2005-2006 y 2024.
Se censaron los mismos 1.287 transectos o recorridos lineales de 500 metros, caracterizando en cada uno la estructura de la vegetación mediante parcelas circulares distribuidas a lo largo del recorrido.
“Para garantizar comparaciones fiables de densidad y efectivos poblacionales, se calculó la probabilidad de detección de las aves en ambos periodos, eliminando así posibles sesgos”, explica Luis María Carrascal, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN).
Carrascal añade: “Además, se analizaron las condiciones de temperatura y precipitación durante los tres años previos a cada censo, lo que permite relacionar los cambios poblacionales con las variaciones en las condiciones ambientales que afectan a la supervivencia y reproducción de la especie”.
El análisis detallado de los datos meteorológicos revela que las temperaturas se mantuvieron relativamente estables entre 2005-2006 y 2024, pero la precipitación durante los tres años previos al censo de 2024 fue un 40% menor que en entre 2005 y 2006. Esta reducción fue aún más acusada (62%) durante los meses críticos para la reproducción de la especie.
La disminución en las lluvias afectó significativamente a la productividad primaria de la isla, reduciendo así la cobertura de la vegetación de la que depende la tarabilla y, consecuentemente, impactando en el éxito reproductor de la especie.
ZONAS DE PROTECCIÓN
El efecto de esta situación se refleja en que actualmente la especie necesita una superficie mayor (246 kilómetros cuadrados para el 50% de la población y 514 kilómetros cuadrados para el 75%) que en 2005-2006 (195 y 434 kilómetros cuadrados, respectivamente) para albergar las mismas proporciones de población.
Dado que la pérdida de hábitats es uno de los problemas a los que se enfrentan numerosas especies, también la tarabilla canaria, necesitar más espacio para mantener la misma proporción de población aumenta el problema en situaciones ambientales muy limitantes.
“Un aspecto especialmente preocupante es la menor efectividad de las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPAs) en la conservación de la especie. Mientras que en 2005-2006 más del 60% de la población se encontraba dentro de las ZEPAs, en 2024 esta cifra se ha reducido hasta apenas superar el 52%, a pesar de que la superficie protegida ha aumentado ligeramente”, indica Carrascal.
Este investigador sentencia: “Esta situación, unida a las predicciones climáticas que pronostican una mayor aridez en las Islas Canarias, aumenta la incertidumbre sobre la viabilidad futura de la especie”.
(SERVIMEDIA)
18 Feb 2025
MGR/gja