Bert Bolín señaló que resulta imposible predecir con absoluta fiabilidad cómo evolucionará el clima, pero insistió en que estamos asistiendo a un ritmo de cambio climático más acelerado del que sería previsible en función de la evolución del clima durante los últimos milenios.

Para Cristina Narbona, los conocimientos científicos actuales sobre el cambio climático son suficientes para constatar el perjuicio que entrañanlas emisiones del CO2 y el resto de gases invernadero. Según la secretaria de Estado de Medio Ambiente, las emisiones de CO2 son la consecuencia de un sistema energético ineficaz que debe ser replanteado.

En este sentido, aseguró que su departamento ha llegado a acuerdos concretos con el Ministerio de Industria y Energía para revisar el Plan Energético Nacional, que contempla un aumento del 20 por ciento de las emisiones de CO2 en la década de los noventa.

El acuerdo entre ambos ministerios impliaría una reducción de la previsión de aumento, objetivo que las organizaciones ecologistas consideran insuficiente.

Narbona también mostró confianza en que durante el último Consejo de Ministros de Medio Ambiente de la UE, que se celebrará el mes que viene, se alcance un acuerdo sobre la implantación de una tasa en los países comunitarios que grave la producción de los combustibles fósiles.

Por su parte, el director del Instituto Nacional de Meteorología, Manuel Bautista, alertó sobre la posibiliad de que la industria nuclear aumente las presiones durante los próximos años para que esta fuente energética se constituya como alternativa a los combustibles fósiles, causantes de las emisiones de gases invernadero.

INFLUENCIA HUMANA

Manuel Bautista manifestó que los científicos del IPCC han constatado que el clima está cambiando a un ritmo mucho mayor del que ha sido habitual durante los últimos siglos. Aunque todavía no se ha podido determinar hasta qué punto la actividad humana provoca esta acleración del cambio climático, la influencia humana en este proceso es un hecho.

Si se cumplen las previsiones del IPCC, la temperatura media del planeta subirá entre 2 y 3,5 grados centígrados durante el próximo siglo. Sin embargo, los científicos no se han llegado a poner de acuerdo sobre las variaciones que sufrirían los ritmos de las precipitaciones en las distintas regiones del mundo, si bien en el sur de Europa algunos prevén una reducción significativa de los niveles de humedad en el suelo.

No obstante, el máximo responsable del Instituto Nacional de Meteorología señaló que resulta aventurado aseverar que el período de sequía que afecta a la mitad sur de España es consecuencia del cambio climático, y recordó que a pesar de su dureza se han registrado en épocas pasadas ciclos secos similares.

Por el contrario, la organización ecologista Greenpeace mantiene que el segundo informe del IPCC, ultimado y a falta de aprobación en la reunión plenaria de Roma, confirma sin dejar lugar a dudas qu el cambio climático es una realidad.

El informe indica que existe la posibilidad de que el cambio acelerado del clima y el consiguiente aumento de las temperaturas ocasione impactos muy severos sobre la salud humana y los ecosistemas naturales.

A juicio de José Luis García Ortega, portavoz de Greenpeace España, los estudios del IPCC demuestran que el incremento de las temperaturas producirá un aumento del nivel del mar, favorecerá el avance de los desiertos, provocará la desaparición de los glacares y aumentará el riesgo de extensión y contagio de enfermedades tropicales.