Mediante técnicas avanzadas, se podrá disponer de proteínas alergénicas purificadas de alimentos nativos u obtenidas mediante ingeniería genética.

"La disponibilidad de estos alérgenos va a permitir conseguir extractos de alimentos mejor estandarizados, es decir, que contengan la misma actividad alergénica entre los diferentes lotes o los diferentes fabricantes. De esta manera, se podrá mejorar la rentabilidad diagnóstica de las pruebas cutáneas y las pruebas 'in vitro' empeadas en la detección de la alergia a alimentos", señaló la doctora Dolores Ibáñez, alergóloga del Hospital Niño Jesús de Madrid y coordinadora del comité científico del simposio.

Cuando existe una relación clara entre la ingestión del alimento y la aparición de síntomas como urticaria, vómitos, diarrea o dificultades respiratorias, se debe sospechar que dichos síntomas han sido causados por el alimento implicado.

Pero no todas las reacciones adversas desencadenadas por alimentos son alérgicas, pr lo que el diagnóstico siempre debe ser realizado por un alergólogo.

Para detectar el tipo de alimento que provoca una reacción alérgica se pueden practicar ahora tres tipos de pruebas complementarias: cutáneas, sanguíneas y de provocación (ingestión directa del alimento sospechoso).