Según una nota remitida por el GPS, el parlamentario Bruno Gollnisch, del Frente Nacional de Jean Marie Le Pen, protestó por la colocación de ls carteles y, como había pedido su grupo por la mañana al presidente del Parlamento, volvió a pedirle que ordenara la retirada de los mismos.

Ramírez-Heredia pidió la palabra para protestar por esta intervención y oponerse a la retirada de los carteles. Afirmó que él mismo los había colocado, uno a uno, la noche anterior, para terminar diciendo: "No me extraña, señor presidente, la protesta de la extrema derecha".

"Claro que los muros de esta venerable casa se niegan a sostener los carteles y losmensajes que salen de ese retrógrado Grupo Parlamentario", añadió, "mientras que esas mismas paredes se sienten orgullosas de sostener sobre sus piedras los carteles y los mensajes de quienes luchan contra el racismo y por la igualdad y la solidaridad entre todos los seres humanos".

Mientras la mayoría de la sala prorrumpía en aplausos, otro diputado de extrema derecha, Bruno Antony, salió rápidamente del hemiciclo y arrancó personalmente todos los carteles que había colocado Ramírez-Heredia.

Regesó violentamente hasta su escaño y desde allí, interrumpiendo la sesión con grandes gritos, empezó a destrozar los carteles que acababa de arrancar mientras arrojaba los trozos sobre las cabezas de los diputados que se sentaban delante de él. El presidente de la Cámara tuvo que hacer repetidas llamadas a la concordia para poner fin al incidente.