Fuentes municipales informaron a Servimedia de que la decisión fue tomada el pasado 4 de agosto por el Gobierno munipal de Elorrio, que integran PNV y EA, y que acordó conceder también esta ayuda a otros tres presos etarras de la localidad.

En concreto, se trata de Jon Urretabizkaia, integrante del "comando Vizcaya" que fue detenido cuando preparaba atentados contra concejales del PP; Joseba Reta Frutos, acusado de ser uno de los dirigetes de Askatasuna; y Fernando Zabarte, que estuvo implicado en el asesinato en Lequitio (Vizcaya) en 1984 del policía municipal Juan Rodríguez Rosales.

La ayuda para los cuatro etarras fue tomada en la Comisión de Gobierno del Ayuntamiento de Elorrio, que aprobó atender la solicitud cursada, a través de la Universidad el País Vasco (UPV), para destinar 677 euros a gastos de material educativo de cuatro miembros de ETA.

Se da la circunstancia, según las fuentes consultadas, de que el PNV de Elorri rechazó la aprobación de estas ayudas cuando estaba en la oposición y el municipio estaba gobernado por Batasuna, algo que sucedió hasta las elecciones del pasado 25 de mayo.

La negativa de los peneuvistas a costear los estudios de los presos de ETA se debía entonces, según explicaron en distintos plenos sus representantes locales, a que sería discriminatorio para otros vecinos de la localidad que también cursaban estudios en la universidad.

No obstante, la decisión tomada ahora por el Gobierno e Elorrio, formado por PNV y EA, se suma a la tomada el pasado 15 de septiembre por el también alcalde peneuvista de Mondragón, que accedió a destinar 1.200 euros para pagar libros de diez presos de ETA del municpio.

Entre los reclusos etarras de Mondragón beneficiados están miembros de la banda criminal con historial muy sangriento, como Jesús Mari Zabarte, que ha participado en una veintena de atentados y está acusado de nueve asesinatos. Otro agraciado fue Josu Arkauz Arana, "Josu de Mondragón", acsado de enviar una carta-bomba a Enrique Múgica cuando éste era ministro de Justicia, así como de mutilar al vecino de un policía, al que había enviado otra carta-bomba.