Los tres miembros del Gobierno permanecieron recogidos durante unos minutos ante el féretro instalado en la sede del Parlamento vasco y dieron el pésame al hermano del fallecido, el peneuvista Jon Buesa, y a los dirigentes socialistas que velaban el cadáver.

Aznar intercambió frases de aliento y de solidaridad con el secretario general del PSOE, Jaoquín Almunia, y con el secretario de lossocialistas vascos, Nicolás Redondo Terreros.

Inmediatamente, la comitiva gubernamental, junto a Almunia, el presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa, y la eurodiputada socialista Rosa Díez, visitó a la familia del fallecido, que se encontraba en una de las dependencias del Parlamento vasco.

Uno de las escenas más emotivas desde que se abrió la capilla ardiente la protagonizó la viuda de Fernando Buesa, que prácticamente desfallecida y anegada en lágrimas decía desde la puerta: "Dios mí, Dios mío, qué pena".

Con anterioridad a la llegada de los familiares más directos de Buesa, arribó a la capilla ardiente el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, acompañado del portavoz en el Congreso, Iñaki Anasagasti.

Se da la circunstancia que Arzalluz se detuvo sólamente a dar el pésame al hermano del fallecido y militante del PNV, Jon Buesa, pero no saludó a ninguno de los dirigentes socialistas que velaban el cadáver.

También visitaron la capilla ardiente el presidente del PP vasco, Crlos Iturgaiz; el secretario general del PP, Javier Arenas; su portavoz, Rafael Hernando, y la ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino.

Igualmente, acudieron el portavoz del PNV, Joseba Egibar; el coordinador de IU-EB, Javier Madrazo; el ex "lehendakari" vasco José Antonio Ardanza; el portavoz del Ejecutivo vasco, Josu Jon Imaz, así como numerosos dirigentes del PSOE, tanto nacionales como vascos.