UN ESTUDIO DEL OBSERVATORIO DE LA INMIGRACIÓN ALERTA DE EFECTOS "NO DESEADOS" DE LA REGULARIZACIÓN
- El informe, realizado por Díez Nicolás, sintoniza con otros que concluyen que los españoles son poco racistas
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Las medidas de regularización de inmigrantes aprobadas por el Gobierno están "muy bien intencionadas, pero podrían tener efectos no deseados como los tuvo también la política seguida bajo el anterior Gobierno popular".
Así se señala en un estudio del Observatorio Permanente de la Inmigración, adscrito al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, que hoy presentaron la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, y el coordinador del informe, el sociológo Juan Díez Nicolás, que ha estudiado el asunto de la inmigración durante 14 años y unas 16.000 entrevistas.
El estudio señala que durante muchos años, con el establecimiento del cupo anual de 30.000 inmigrantes por año, se fomentó el negocio de los traficantes de personas, pues al ser tan pequeño el cupo y tan grande la demanda, se favoreció la entrada de ilegales que se convirtieron en mano de obra barata.
"Ahora, partiendo de un loable propósito, se puede volver a fomentar el tráfico de ilegales, puesto que habrá falsos empresarios dispuestos a ofrecer falsos puestos de trabajo por una 'módica' cantidad, que poco tiempo después despedirán legalmente al inmigrante para que pueda engrosar las filas de los parados", señala el documento.
A juicio de sus autores, el objetivo que pretende alcanzar el Gobierno se podría lograr con una medida similar, perso sin facilitar su negocio a los traficantes de contratos de trabajo, que inevitablemente surgirán. "Bastaría con separar el permiso de trabajo y el de residencia".
El informe hace una radiografía de lo que piensan los españoles de los inmigrantes y de cómo estos últimos se sienten tratados en España.
Díez Nicolás aseguró que, de acuerdo con sus investigaciones y lo que concluyen otros estudios realizados en el extranjero, los españoles son, junto a los suecos, de los menos racistas y xenófobos de Europa.
Los españoles centran sus actitudes de exclusión social sobre los gitanos, los drogadictos y perfsonas pertenecientes a minorías más o menos marginadas socialmente, mucho más que hacia los inmigrantes. Son los propios inmigrantes los que avalan esta afirmación. De ellos, los que viven en la Comunidad Valenciana dicen que sienten más las actitudes xenófobas o racistas.
Latinoamericanos y europeos del Este son los que muestran más rapidez para asumir los valores de este país, y los subsaharianos y norteafricanos los que lo hacen de manera más lenta. Los valores religiosos y familiares autóctonos son los que tienen más arraigo y los políticos, laborales y económicos los que menos.
(SERVIMEDIA)
29 Sep 2005
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