Este proceso de desaparición de las amas de casa se debe a la simplificación de las tareas domésticas gracias a la evolución de la tecnología; la incorporación masiva al mundo del trabajo; la distribución equitativa de las tareas domésticas entre los dos miembros de la pareja y la reconsideración del esquema tradicional del hogar, con la mujer como único nexo de unión.

Según este informe, en el que se analiza la actitud de las mujeres en relación a las diferentes actividades que realian en el hogar, se establecen hasta siete tipos de diferentes amas de casa.

El ama de casa tradicional evolucionada, ronda los cincuenta años, y se da cuenta de que las cosas han cambiado y que existen otras formas de plantearse la vida pero, sin embargo, no renuncian a su rol. Un aspecto muy valorado por estas mujeres es la limpieza, porque consideran que es un reflejo de sí mismas.

Las amas de casa activas, según el estudio, rondan los 40 años, pertenecen a la clase social media-alta, tienen niel cultural elevado y no tienen asumido su rol social de ama de casa.

Este tipo de mujeres se preocupan de que todos compartan las tareas del hogar, viven su ocio independientes de su pareja y otorgan un lugar importante a la actividad social.

EJECUTIVAS Y PLURIEMPLEADAS

El ama de casa joven no trabaja fuera del hogar, es poco hábil en la realización de tareas domésticas, es vital, inmadura y suele tener conflictos con su pareja. La moda está entre sus valores preferentes.

En la actualidad el caso más típico es el de ama de casa pluriempleda que tiene unos 40 años, trabajo a media jornada y que se deja seducir por los guiños de la modernidad. Tiene una permanente sensación de prisa, su tiempo de ocio es mínimo y convierte en mecánicas sus relaciones con la familia.

El modelo que ahora marca la pauta en este estrato social es el ama de casa ejecutiva, con unos 30 años, desconectada de las tareas del hogar y que casi siempre dispone de personal asalariado para que asuma estas labores.

El ama de casa insatisfecha muestra un claro nivel de frustración vital. Se siente atrapada dentro de su rol y no sabe cómo escapar y su única experiencia positiva fue la maternidad.

Por último, está el ama de casa independiente que es siempre una mujer joven, de nivel cultural elevado o medio, vive sola fuera del hogar y no se siente ama de casa.