La agricultura tiene un peso importante en España; un 2,5% del PIB de España depende de este sector, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. Además, el 80% del agua que se consume en el país se emplea en la agricultura.

Sin embargo, la sequía instalada en el área mediterránea y los nuevos escenarios que plantea el cambio climático hacen que racionalizar el uso del agua y ganar eficiencia en la agricultura se haya vuelto una cuestión fundamental.

Esta tecnología se basa en el uso de sensores de humedad y temperatura que funcionan de forma autónoma y mediante energía solar, por lo que no necesitan ser recargados. Estos están conectados a una aplicación en la que se muestran los datos recabados y las predicciones meteorológicas para la zona y desde la que puede controlarse el riego de forma remota.

EFICIENCIA

La cofundadora del proyecto, María Martinez, explicó que “nuestros sensores permiten a los agricultores medir la humedad del suelo en tiempo real y evitar el riego excesivo. También ayudan a identificar áreas con sequedad excesiva para aplicar riego adicional de forma precisa y evitar el desgaste del suelo y que este rompa su estructura. Con nuestra tecnología, dependiendo del tipo de cultivo, puede llegarse a ahorrar hasta un 50 % de agua de riego, regando solo cuando hace falta, la cantidad que el cultivo necesita”.

Los sensores se testaron en dos proyectos piloto. Los resultados de uno de ellos, para el que se empleó un cultivo de tomtates cherry en un invernadero, demostraron que el agricultor se ahorraba “un 25 % en horas de trabajo” y que los tomates obtenidos presentaban “una mayor calidad”, lo que permitió su venta a un precio “un 20 % más alto en comparación con el año anterior”.