Es un ejemplo de la importancia que tiene el lenguaje para referirse a las personas con discapacidad. “Con el lenguaje se puede incluir o marginar, evolucionar o retroceder, tener un enfoque transformador o estancarnos”, explica la Confederación Española de Personas con Discapacidad (Cocemfe) en la introducción de su Manual de Lenguaje Inclusivo.

Es cada vez más frecuente leer este tipo de comentarios a favor del lenguaje inclusivo también en redes sociales, donde las asociaciones tratan de concienciar sobre la importancia de su uso. Buen ejemplo de ello es el cortometraje de Cocemfe titulado ‘Operación RAE’ que muestra “la importancia de utilizar un lenguaje inclusivo, romper estereotipos y visibilizar las discapacidades invisibles”.

NO SE DICE DISCAPACITADOS

El Manual de Lenguaje Inclusivo de Cocemfe, publicado en julio de 2018, recoge pautas “para referirse a las personas con discapacidad de un modo correcto, respetuoso y consensuado”. “Lo más aconsejable es utilizar el término persona con discapacidad” y no “discapacitado”, según explica esta guía, porque “nuestra discapacidad es una característica más de todas las que tenemos, no lo único por lo que se nos debe reconocer”.

Servimedia, la agencia de noticias fundada en 1989 por el Grupo Social ONCE, también recoge este principio en su Libro de Estilo: “Anotamos como tendencia generalizada en los últimos tiempos el uso de la palabra persona acompañando la definición de la correspondiente discapacidad de la que hablemos”. Por lo tanto, no se debe hablar de 'discapacitados', sino de 'personas con discapacidad'. Tampoco debe decirse 'sordo', sino 'persona sorda'.

Igualmente, se rechaza el uso de términos como “enfermo mental” para referirse a personas con problemas de salud mental. La Confederación Salud Mental explican en su guía de estilo 'Las palabras sí importan. Comunicar sin prejuicios depende de ti' que es preferible hablar de “personas con problemas de salud mental” o “personas con trastorno mental”. De este modo, “mostramos el problema de salud mental como una circunstancia más de la persona”, explica el texto.

EVITAR CONNOTACIONES NEGATIVAS

Los textos presentados anteriormente aconsejan no utilizar términos que lleven una apreciación negativa de la discapacidad “que terminan proyectándose a la persona”, según el Libro de Estilo de Servimedia. Algunos de los ejemplos que plantea son verbos como “padecer” “sufrir” o “aquejar”.

La explicación es que dichas personas "tienen" una discapacidad pero no la sufren ni la padecen, pues es una condición inherente a su persona con la que conviven de forma natural.

Es preferible, según explican los textos analizados, sustituirlos por “palabras neutras”, como “presentar”, “tener”, “manifestar” o “concurrir”. Asimismo, recuerdan desde Cocemfe que no deben emplearse expresiones como “postrado en una silla de ruedas” o “condenado a…”. Lo correcto es “persona en cama” o “persona que utiliza silla de ruedas”.

“Estas acepciones suscitan una compasión no deseada, y lo que deseamos obtener no es eso sino una aceptación social fundada en el respeto hacia los derechos como ciudadanas y ciudadanos”, explica el Manual de Lenguaje Inclusivo de Cocemfe.

NO ES DIVERSIDAD FUNCIONAL

Aunque el término “diversidad funcional” aparece frecuentemente en redes sociales y medios de comunicación, los textos publicados por Servimedia y Cocemfe rechazan esta expresión para referirse a las personas con discapacidad. “En ninguna ley se habla de diversidad funcional, por tanto, al menos en tanto no hay un reconocimiento y amparo legal para esta expresión, es mejor emplear el término discapacidad”, explica el Manual de Lenguaje Inclusivo de la Confederación.

'Discamedia.es', el periódico sobre discapacidad de Servimedia con el que colabora Maldita.es, ya explicó por qué la forma correcta de denominar a este colectivo es “personas con discapacidad” y no el de “personas con diversidad funcional", de acuerdo a lo establecido por la Convención de Naciones Unidas de 2006 de los Derechos de las Personas con Discapacidad.

De hecho, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) recuerda que cualquier otra referencia hacia este colectivo como “diversidad funcional” o "capacidades diferentes" resulta "absolutamente desconocida y no tiene reconocimiento ni homologación mundial ni europea".

Incluso, recuerda que la legislación española introdujo en 2006 la referencia a "personas con discapacidad", por lo que cualquier administración pública, ya sea local, regional o local, "que no usase esa denominación en su normativa o en sus actos administrativos estaría vulnerando la ley estatal".