Este encarecimiento del pescado, motivado por la reducción de capturas propias, que ha sido cubierta por productos importados a precios más elevados, podría afectar a la dieta alimenticia de los españoles, que en la actualidad tiene la ventaja de integrar un alto consumo de productos de mar.

Según los datos del MAPA, los españoles gastaron el pasado ao en alimentación, dentro y fuera del hogar, 6,9 billones de pesetas. De ellos, 828.000 millones fueron invertidos en la adquisición de pescados y productos derivados de la pesca, un 11,5 por ciento más que en 1989.

Sin embargo, este aumento del gasto en pescado no tuvo su correspondiente reflejo en el consumo, que experimentó un leve incremento. Mientras en 1989 se consumieron 1.174.000 toneladas, en 1990 fueron 1.195.000.

SARDINAS Y BOQUERONES

El pescado, que sigue siendo el segundo grupo de roductos alimenticios en los que más gastan los españoles, detrás de las carnes y derivados, ha experimentado un claro aumento de los precios debido al mayor volumen de importación.

Concretamente, las cotizaciones medias de estos productos han pasado de 478 pesetas/kilo en 1987 a 642 pesetas en 1990, mientras que el consumo por persona y año (unos 30 kilos) apenas ha variado en los últimos cuatro años.

Las especies que gozan de mayor aceptación entre los españoles son las sardinas y los boquerone frescos, y entre los productos congelados la merluza y la pescadilla.

Las conservas de pescado más consumidas fueron las de atún y bonito. En los últimos años se ha notado una mayor demanda de mariscos, moluscos y crustáceos.

Las regiones del norte y noroeste son las que más gastan en alimentación, frente a Andalucía y Canarias. También se gasta más en las ciudades grandes que en las pequeñas.