Se trata de la iniciativa principal que España impulsará en el marco de la 27ª Cumbre del Clima -conocida como COP27-, que se celebra en esa ciudad balneario egipcia en principio hasta el próximo 18 de noviembre.

La iniciativa cuenta con el respaldo de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación. De hecho, su presidente ejecutivo, Ibrahim Thiaw, estuvo presente en el acto de puesta de largo en Sharm el-Sheikh junto a los dignatarios español y senegalés, entre otras autoridades.

Sánchez coincidió con Sall en que las sequías severas y prolongadas, las olas de calor y los grandes incendios son “manifestaciones evidentes del impacto devastador” de la emergencia climática global y “un anticipo del futuro” si no se toman medidas para luchar contra ella.

“Los episodios de sequía que estamos experimentando no tienen precedentes. Tampoco la gravedad de sus impactos en casi todos los ámbitos de la vida, de la sociedad o de la economía. Ningún país, por muy alta renta que tenga, es inmune a este fenómeno ni a sus efectos, que se agudizan en todo el mundo”, añadió.

El Cuerno de África encadena cinco años seguidos sin apenas lluvias, lo que expone a 26 millones de personas a la hambruna, a la lucha por la supervivencia y al desplazamiento forzoso.

Europa ha sufrido este verano la sequía más severa de los últimos 500 años. “Las previsiones no son positivas: la severidad de las sequías ha aumentado casi un 30% desde el año 2000 y se espera que aumente aún más debido a los efectos combinados del cambio climático y la degradación de la tierra”, recalcó Sánchez.

IMPULSO POLÍTICO

Esta tendencia amenaza con convertirse en un factor de “una extraordinaria inestabilidad geoestratégica”, según Sánchez, por sus impactos en la seguridad energética y alimentaria, la exacerbación de los conflictos larvados por el estrés hídrico y los desplazamientos forzosos de millones de seres humanos.

“Es la hora de la prevención, de la adaptación y de la cooperación multilateral. La lucha contra la sequía requiere de una mirada y una respuesta multilateral en tres frentes: la política, la científica y la social”, comentó el presidente del Gobierno español.

La Alianza servirá para dar un impulso político que ayude a países, ciudades y comunidades a prepararse ante la próxima sequía, y para que puedan recuperarse rápidamente y prosperar tras ella.

Sánchez comentó que España vive “desde hace muchos años la amenaza de la sequía”, por lo cual es solidaria con las naciones en desarrollo que también la sufren y trata de compartir su experiencia en la gestión de recursos naturales, como hace en países de América Latina y el Caribe.

“España se compromete a redoblar esfuerzos tanto a través de nuestras agencias especializadas como contribuyendo en los planes multilaterales. La cooperación española va a priorizar la acción climática y, sobre todo, la adaptación a esta situación”, apuntó.