Fernández de la Vega viajó a Acapulco dentro de su estancia en México, primer destino de su gira por Iberoamérica, para reafirmar el compromiso del Gobierno con este proyecto, impulsado con especial interés por el presidente del país, Felipe Calderón, y al que España aportará la mitad de financiación, prevista en unos 70 millones de dólares, con cargo al Fondo del Agua.

Ese Fondo se creó hace unos meses siguiendo el compromiso adquirido por el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, en la Cumbre Iberoamericana de Chile, y cuenta con una dotación de 1.500 millones de dólares.

El proyecto, cuyo estudio de viabilidad financiará también España, pretende ampliar y aumentar la eficiencia de los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento de las aguas de la ciudad y el puerto de Acapulco, mejorando el bombeo y tratamiento de las aguas residuales.

A pesar del pasado esplendoroso de Acapulco como centro turístico mundial, su realidad actual es la de todo el Estado de Guerrero, uno de los más pobres de México junto a sus vecinos del sur del país Oaxaca, Puebla y Chiapas.

En su intervención durante la presentación del proyecto, Fernández de la Vega subrayó que sólo el 2,53% del total de agua del planeta es dulce, apta para el consumo humano, y a su escasez y degradación ha contribuido el modelo de crecimiento urbano, económico e industrial insostenible.

"Si el agua es necesaria para vivir, acceder a ella ha de ser un derecho inalienable de las personas y de los pueblos", afirmó.

El programa de saneamiento pretende, explicó, garantizar el suministro de agua a los ciudadanos de Acapulco y también a potenciar el sector turístico de la ciudad y de la Bahía, contribuyendo a preservar la riqueza natural de ese rincón de México.

El proyecto se presentó en el Fuerte de San Diego, el monumento histórico más relevante del puerto de Acapulco y la fortaleza marítima más importante del Océano Pacífico, construida en 1615 después de un intento de la flota holandesa de tomar la ciudad, desde la que se había establecido el siglo anterior el centro del comercio con Oriente.

Desde 1581 el puerto de Acapulco era el único autorizado para el comercio de algunos productos, como la seda, en esta zona del mundo. Durante siglos, Acapulco fue el principal puerto mexicano al que arribaban, dos veces al año, los "Galeones de Manila", cuyas mercancías se transportaban después a Veracruz para su envío a Cádiz y Sevilla.

El fuerte que lo protegía es ahora un museo arqueológico sobre la historia de sus primeros pobladores, la conquista de los mares del sur, el comercio con Oriente y la piratería en el Pacífico.