"ES EL OTRO JUEZ QUIEN DICTARA SENTENCIA", DIJO EL MAESTRO QUE MATO A SU EX MUJER, ANTES DE TERMINAR EL JUICIO
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Mauricio Triguero, el profsor de 51 años que en febrero de 1991 acuchilló a su ex mujer, maestra como él en el colegio "Ciudad de Valencia" de Madrid, ante las 28 alumnos de primero de EGB, dijo hoy al presidente del tribunal que le juzga que "es el otro juez quién dictará sentencia" y repitió que nunca sería capaz de cometer el crimen que se le imputa.
El procesado realizó estas manifestaciones antes de la conclusión del juicio, tras escuchar el informe de su abogado, que solicitó tratamiento psiquiátrico para su defendido po considerar que padece neurosis, "la hermana menor de las enfermedades mentales, pero enfermedad". El fiscal pidió 29 años de cárcel y 30 el resto de las acusaciones.
"¿Qué me ha pasado a mí?", ¿Cómo le explico a mi hijo que su padre no es un criminal?", se preguntó a gritos y entre llantos Mauricio, que repitió que no recordaba nada de lo sucedido "y no hay nadie que tenga más interés que yo en saber lo que ha podido pasar".
Rememoró los meses que estuvo sometido a tratamiento psiquiátrico "y sulicaba a los médicos que me explicaran, pero me decían: deja a Freud tranquilo que te volverás loco; somos los médicos los que tenemos que decir la última palabra y es muy posible que ni nosotros seamos capaces y tengamos que 'colgar las botas'".
Mauricio, que aseguró haberse sentido durante todo el juicio como un espectador de una película, insistió en que "la auténtica verdad es que yo no sé, y siento indignación de estos hechos que se han comentado, porque me horrorizan como persona sensible que so, y no fría como han dicho las acusaciones, y lo he demostrado".
"No he podido remediarlo, ¿cómo le explico yo a mi hijo que su padre no es un criminal?", continuó en su monólogo el procesado, que daba la impresión muchas veces de hablar para sí mismo, pronunciando frases inacabadas.
"El Mauricio que tiene usted delante es, ha sido y será incapaz de hacer un hecho como el que se ha comentado en esta sala (...). No soy un santo, pero por principio, por haberme formado durante nueve años en un semiario, de lo que me siento muy orgulloso", declaró al magistrado para terminar, ya sosegado, asegurando que estaba tranquilo "porque es el otro juez quién dictará sentencia".
El procesado no olvidó dar las gracias al presidente por haber desalojado la sala apenas unas horas antes, cuando las feministas que asistían a la vista aplaudieron la intervención de la abogada de la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas, que ejerce como acción popular, y apreció que mantuviera el orden en los momentos de juicio en los que parte del público rió.
UN CRIMEN INDUCIDO
Con anterioridad, el abogado de Mauricio expuso su informe en el que trató de mostrar la incapacidad de su defendido para controlar sus actos el día de los hechos, y rebatir las teorías de lasacusaciones, que trataron de mostrar que el procesado actuó friamente y con premeditación.
El letrado destacó que los conyúges tenían personalidades opuestas, siendo María Esteban, la figura fuerte con un carácter "calculador, infexible y tenaz",por lo que llegó a exponer, como hipótesis, la posibilidad de que la víctima provocara su propia muerte.
"Nunca tuvo miedo a morir porque Mauricio estaba a su disposición, y éste, que ya estaba trastornado se lanzó para responder a un acto de provocación", aventuró al tiempo que argumentaba que si la víctima hubiera temido un ataque, como sostuvo durante el juicio una de sus hermanas, hubiera cerrado la puerta de la clase.
El abogado se opuso además a que la custodia del hijo del matrimonio, Héctr Mauricio, sea concedida a la tía del pequeño, Dionisia, a la que llegó a llamar "víbora y cáncer maloliente", tras asegurar que su casa, en la que se refugió María con el niño cuando se separó, fue "un nido de buitres" en el que se trató de volver al hijo contra su padre.
(SERVIMEDIA)
31 Ene 1992
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