Según el texto presentado en el Congreso, se deberían realizar campañas de sensibilización entre los farmacéuticos sobre trastornos alimenticios, a la vez que regular la publicidad de productos saciantes, para evitar que atente contra los buenos hábitos alimentarios.

ERC pretende, además, que se suprima "la imagen del peso ideal en la publicidad dirigida a adolescentes", evitando la presencia de "modelos y presentadores de programas televisivos juveniles por debajo del peso medio".

Pide la prohibición de la difusión de dietas en revistas no especializadas, que se unifiquen las tallas de ropa en todos los países de la Unión Europea y que los ministerios de Sanidad y de Educación colaboren con las comunidades autónomas en la elaboración de un plan de formación de especialistas, en la creación de centros especializados y en la formación de un cuerpo de psicólogos dedicados a la detección precoz.

De igual modo, el departamento de Sanidad sería el encargado, junto con las administraciones autonómicas, de elaborar un estudio epidemiológico sobre anorexia y bulimia.

TRASTORNOS MENTALES

Esquerra explica en su proposición que los trastornos de conducta alimentaria están enmarcados dentro de la clasificación de trastornos mentales, lo que significa que a pesar de que el síntoma es externo, el origen del desorden de la conducta alimenticia tiene raíces psicológicas.

La anorexia nerviosa se caracteriza por un deseo intenso de pesar menos, por un miedo intenso a engordar, y por una alteración de la propia imagen corporal. La intensa restricción alimentaria va acompañada de un ejercicio físico excesivo y del uso de laxantes. Su diagnóstico se confirma con la pérdida de tres ciclos menstruales consecutivos en mujeres adultas o con un retraso en la menarquia en el caso de adolescentes.

La bulimia nerviosa consiste en un cuadro de episodios de ingesta voraz seguidos de maniobras con el fin de eliminar las calorías ingeridas, especialmente purgas y vómitos autoinducidos, ayunos y actividad física excesiva. Estos episodios de ingesta voraz deben presentarse al mínimo dos veces por semana durante tres meses para diagnosticar el cuadro.

Numerosos estudios apuntan a que 4 de cada 100 jóvenes entre 12 y 21 años sufre algún tipo de trastorno alimentario. La cifra aumenta considerablemente si se contabilizan los jóvenes de ambos sexos que presentan síntomas aislados.

ERC denuncia que hay falta de personal especializado para tratar este tipo de trastornos. No existe una rama de la psicología especializada y los tratamientos se producen en los centros psiquiátricos, que no considera el lugar más adecuado. Además, insiste en la importancia de la detección precoz a cargo de psicólogos especializados que trabajen en los centros de enseñanza primaria.