Así valoraron hoy en declaraciones a Servimedia fuentes de la patronal valenciana el accidente sufrido por Franns Rillers, un boliviano que trabajaba sin contrato en una panificadora de Gandia (Valencia) y que perdió un brazo, que fue supuestamente tirado a la basura por el hijo de su jefe, quien le trasladó hasta un hospital, pero le dejó a 200 metros de la puerta. La CEV quiso "reprobar absolutamente" la actitud del empresario y reiteró que no puede verse como un hecho que "ensombrezca" la labor de las empresas valencianas.