Estas distinciones recompensan la labor de personas físicas o jurídicas en el ámbito de la conservación, restauración, promoción y difusión del patrimonio histórico y cultural, realizada en las ciudades españolas cuyos conjuntos históricos o monumentos singulares hayan sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en cualquiera de sus categorías. También valora la revitalización social de los conjuntos históricos y la vida en las ciudades patrimoniales.

El pueblo ilicitano, y en su nombre el ayuntamiento de esta localidad, ha logrado la distinción "por el esfuerzo continuado por conservar sus manifestaciones culturales más importantes y por la realización del Programa para la Recuperación Integrada del Palmeral".

Este programa ha supuesto, entre otras actuaciones, la recuperación para la titularidad y disfrute público de una importante superficie del Palmeral de la ciudad.

Buscando la conservación y potenciación del Palmeral se ha llevado a cabo una replantación de palmeras desde el año 2000 que ha llegado a los 26.834 ejemplares, "lo que permite una mejor conservación y crecimiento ordenado del paisaje", según ha considerado el jurado.

A esto se une el desarrollo de un importante trabajo de investigación a través de la creación, en 1991, de la Estación Phoenix, dedicada a la investigación y experimentación sobre la palmera datilera.

POR LA MURALLA

El segundo premio, dotado con 9.015 euros, ha sido para el Ayuntamiento de Lugo, por una permanente labor desde 1921 (cuando la Muralla de Lugo se declara Monumento Nacional) en la conservación, mantenimiento y rehabilitación de la muralla romana "y, en especial, por la actuación municipal realizada en los últimos años, que ha supuesto un gran esfuerzo económico e institucional para la recuperación patrimonial, medioambiental, arqueológica y turístico-cultural de la Muralla y su entorno".

Para mejorar el conocimiento de esta obra defensiva, cuya construcción se realizó entre los años 260 y 310 de nuestra era, se han llevado a cabo en los últimos años actuaciones de control arqueológico de las obras realizadas en el entorno del bien, así como el ajardinamiento de diversos espacios en la zona.

Durante este tiempo se ha conseguido un mejor conocimiento de la muralla, a través de las visitas teatralizadas, folletos turísticos, así como la celebración cada año en el mes de noviembre, de la declaración de la Muralla como Patrimonio de la Humanidad.