Con un estilo de vida sano, señala el estudio, el riesgo de padecer la enfermedad, que ha sido largamente asociada con la obesidad y un estilo de vida sedentario, se reduce un 58%.

El estudio se realizó sobre 522 adultos de mediana edad, con sobrepeso y poca tolerancia a la glucosa. Un primer grupo se reunió con un nutricionista siete veces durante el primer año y cada tres meses después. Además, fue asesorado para perer peso, hacer más ejercicio y comer menos comida grasienta y más rica en fibra. Un segundo grupo recibió información, pero no participó en ningún programa específico.

Al cabo de tres años, un total de 27 personas del primer grupo y 59 del segundo desarrollaron diabetes, es decir, un 58% menos en el primero caso.