Chillida Balzunce, de veintiocho años, pinta con la mano izquierda, tras haber sufrido un accidente en 1986 que le inutilizó la diestra y le obligó a abandonar la actividad escultórica que había iniciado en su temprana juventud.

En cierta ocasión, el artista afirmó que "el arte está más presente en la cabeza que en la mano, por eso, aunque me hubiese quedado sin las dos manos, algo hubiea hecho, pero seguro que pintaría".

Dos años después del accidente, en 1988 celebró su primera exposición individual, en la Galería 16 de San Sebastián, a la que seguirían otras muestras en Madrid, Santander, Zarauz e incluso en la localidad finlandesa de Turku.

La presencia del azul del Cantábrico, las perspectivas melancólicas y la introversión son los aspectos más destacados por los expertos de la obra de Chillida Balzunce, que emocionan al espectador por la combinación de espacios abiertos y errados en diferentes luces.