"La nación en el siglo XXI será el contrapeso democrático ideal", afirmó, "porque no tan sólo está llamada a evitar la concentración del poder en los grandes macroestados impersonales del futuro, sino que además será el mejor mecanismo de devoluión de poder político a los ciudadanos".

Durán i Lleida hizo estas reflexiones en una conferencia pronunciada esta tarde en Palma de Mallorca, bajo el título "Nación y Estado, el sentido del nacionalismo", que versó sobre el significado del nacionalismo desde el siglo pasado hasta nuestros días y en la que el político catalán destacó la necesidad de que la nación se configure en Estado.

"La nación debe ser cotitular del poder político; la nación tendrá que convertirse en Estado, no porque persigaposeer un Estado propio en el sentido tradicional, sino al contrario, porque el poder deberá articularse a partir del hecho nacional", añadió.

A su juicio, "es la nación y no el Estado quien aporta legitimidad democrática, debido a su capacidad de vincular y cohesionar a los ciudadanos, y por esta razón la única respuesta posible y democrática al hecho nacional pasa por integrar esa realidad política dentro de las estructuras del Estado", sentenció.

ESTADO PLURINACIONAL

En este sentido, manifesó que "resulta sorprendente y paradójico que en el Estado español el proceso de integración europea sea visto como una cuestión positiva", mientras que "los nacionalismos catalán y vasco, a veces, se entienden como un problema".

"Se impone la necesidad de una aceptación política y social de la plurinacionalidad del Estado", subrayó, lo que se debe lograr "a través del diálogo entre los nacionalismos y el Estado, y debe implicar a todas las fuerzas políticas, tanto nacionalistas como estatalistas, tant de derechas como de izquierdas".

Apostó por un pacto "que ha de consistitir en la aceptación sin reservas de la plurinacionalidad española, y que ha de tener su reconocimiento en el ámbito competencial de cada territorio, en sus símbolos y en su organización política".

CONTENIDO SOCIAL DE LA NACION

Por otra parte, resaltó que, a pesar de una concepción del nacionalismo distinta a la del siglo pasado, "el sentimiento comunitario de los ciudadanos se seguirá conformando a partir del concepto de ación, aunque éstas ya no se podrán construir sobre la base de una identidad compartida por todos sus miembros".

Explicó que el "hecho nacional" es un elemento que "no aporta igualdad, sino identidad", y subrayó que "la creación del sentimiento comunitario deberá efectuarse a partir de la diversidad y la pluralidad".

"Ya no podemos confiar únicamente en la lengua, la cultura y la historia como factores de la consolidación de la identidad nacional, porque estos elementos, en una sociedad plural, hbrán perdido la uniformidad que tenían en el siglo pasado", apuntó.

Por este motivo, destacó que "un modelo que quiera consolidar la nación a partir de su capacidad de identificación comunitaria debe tener también un elevado contenido social".

"No se puede conseguir una comunidad si parte de sus integrantes se sienten excluídos tanto del proyecto como de los beneficios generales. La identificación del ciudadano con su colectivo ambién se consigue con buenos hospitales y una buena asistencia sanitria, una buena red de comunicaciones y un buen sistema educativo", concluyó.