Franciso Jiménez aseguró a Servimedia que si bien el ayuntamiento ordenó paralizar las obras, ya que la construcción carece de la preceptiva licencia, el mandamiento nunca se cumplió.

Según la revista "Epoca", el cortijo ocupa 3.500 metros cuadrados y está enclavado dentro de la zona de ampliación de Monfragüe, en un terreno especialmente protegido en el sólo está permitido construir pequeñas construcciones agrícolas de guardería pública.

Sin embargo, fuentes cercanas a la dirección de parque natural confirmaron a esta agencia que el estudio de impacto ambiental fue positivo, por lo que insistieron en que "los problemas que han tenido o tienen los propietarios del cortijo son con el ayuntamiento, no con nosotros o con la Agencia de Medio Ambiente".

Por su parte, Francisco Jiménez mantiene que el Ayuntamiento de Serrejón envió una documentación a la Comisión de Urbanismo de Extremadura que incluía dos informes negativos del arquitecto municipal.

No obstante, para los responsabls del parque es el ayuntamiento el que debe actuar si la edificación carece de la preceptiva licencia de obras, y no la Comisión de Urbanismo o la Agencia de Medio Ambiente.

"Epoca" afirma que la constructora madrileña Spengler, adjudicataria real de las obras, redactó un proyecto básico firmado por arquitecto José Antonio Botella Salinero, que fue visado en el Colegio de Arquitectos de Cáceres condicionado al visto bueno de la Comisión de Urbanismo.

El proyecto básico serviría para la tramitació de la licencia y sólo se convertiría en proyecto de ejecución tras la concesión de la licencia municipal.

Aunque la mayor parte de la superficie que ocupa la finca "Navacalera" no pertenece al Parque Natural de Monfragüe, una pequeña zona sí esta dentro de este entorno.

Este espacio protegido cacereño presenta una importante riqueza arbórea, entre la que destaca la encina, el quejigo y el alcornoque, y una variada avifauna en la que predominan las grandes rapaces, como el buitre negro, el águilaimperial o el buitre leonado.

La construcción del cortijo de Plácido Arango no sólo no ha enfrentado al empresario con los rectores del parque, sino que, según estos últimos, ambas partes colaboran "para mejorar la calidad de las especies".