Robles presentó hoy, en rueda de prensa, un estudio publicado por la revista científica "Life Science", que recoge los últimos descubrimientos sobre estos compuestos, en los que han participado los profesores españoles José Antonio Ramos y Javier Fernández-Ruiz, del Instituto Universitario de Drogodependencias de la Universidad Complutense de Madrid.

Estos productos sintéticos, en los que se investiga desde hace años, se logran por imitación de unas sustancias que fabrica el organismo humano, denominadas endocannabinoides, que se encargan de regular ciertos procesos cerebrales y cardiovasculares.

Igual que la marihuana o el hachís, estos compuestos pueden aplicarse como analgésicos o vasodilatadores, pero, en cambio, no tienen efectos alucinógenos ni su administración conlleva dependencia física ni psíquica como sucede con el cannabis, según explicó el doctor Fernández-Ruiz.

Además, estas sustancias tienen una influencia positiva en el control de la actividad motora de las personas, por lo que su uso puede ser muy beneficioso para enfermedades como el Parkinson o la carea de Huntington.

ctualmente, la investigación se encuentra en fase de experimento sobre animales y los expertos confían en que antes de dos o tres años puedan hacerse las primeras pruebas sólidas con pacientes humanos.

Robles dijo que si alguien quiere buscar justificación para la defensa de los "porros terapéuticos", con las nuevas sustancias sintéticas se queda sin armas.

"No es lícito confundir a la opinión pública, porque una cosa es una medicina segura, y otra el abuso de sustancias mediante dosis no terapéuicas", señaló el responsable del Plan Nacional.