"La detención por consumo personal sigue siendo un delito, pero se le dará la menor de las prioridades", explicó el ministro de Justicia belga, Stefaan De Clerck.

"No se ha moificado la ley sobre la droga, sino la política de persecución derivada de esta ley", añadió el ministro. De esta forma, las autoridades de este país adoptan un modelo intermedio (llamado "política de normalización") entre la tolerancia generalizada de los Países Bajos y la represión de Francia. La prioridad de las fuerzas policiales debe ser, afirmó De Clerck, la lucha contra el tráfico.

Las cifras de consumo de drogas blandas son difíciles de establecer porque la mayoría de los consumidores son ocasonales. Aun así, se ha registrado un crecimiento generalizado en los países europeos.

En las escuelas británicas y francesas, el número de alumnos de 13 y 14 años que han probado alguna vez el cannabis se duplicó entre 1989 y 1993. En los centros belgas de enseñanza secundaria, casi uno de cada cinco estudiantes ha consumido cannabis. Por su parte, en los Países Bajos cada año hay un nuevo 1% de consumidores de cannabis.

En Francia, se calcula que cinco millones de ciudadanos han probado esta droa al menos una vez en los últimos 30 años. De todos ellos, unos 250.000 son consumidores habituales, informa el diario "Le Soir".