El optimismo de los técnicos se debe a la resistencia que muestran los muros de contención levantados para defender el parque y las compuertas que regulan el acceso de agua a la zona de mayor protección, así como al buen comportamiento de las mareas.

Además, la predicciones meteorológicas descartan el riesgo de lluvias torrenciales en la zona, lo que excluye totalmente la hipótesis de una avalancha.

Los lodos tóxicos han quedado depositado a seis kilómetros al norte del parque nacional y están detenidos, mientras que el flujo de agua contaminada discurre por el cauce del Guadiamar hacia el río Guadalquivir, en el que desemboca.

La mortandad de peces sólo se está produciendo en aguas exteriores del parque, fundamentalmente en la compuerta conocida como "cangrejo chico".

Por el contrario, en aguas interiores no se ha producido mortandad de peces, lo que hace pensar que las compuertas están perfectamente selladas y que no se están meclando los flujos de aguas.

El Ministerio de Medio Ambiente ha puesto en marcha, en colaboración con el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, un dispositivo de recogida de muestras de agua en diferentes puntos del cauce del Guadiamar, con el objetivo de controlar el grado de contaminación existente y los agentes contaminantes presentes en el agua.

Además de los controles habituales que se realizan en el parque nacional, los tres puntos fundamentales de muestreo anlítico se han situado a lo largo del cauce del Guadiamar: en el límite del parque nacional con el río, en la zona de entrada de aguas al paraje conocido como el "Brazo de la Torre" y en las compuertas del "Cherri", justo antes de que el Guadiamar desemboque en el Guadalquivir.