Greenpeace explicó que en esas áreas la concentración de metales pesados alcanza niveles superiores a los normales, incluso a medio metro de profundidad.

Según los ecologistas, estos datos son más preocupantes si cabe, si se tiene en cuenta que la zona afectada es la de recarga del acuífero.

En las zonas arcillosas, la contaminación por metales pesados se concentra en una profundidad de suelo que oscila entre los cinco y los diez entímetros.

Greenpeace advirtió que si no se aceleran los trabajos para la retirada de lodos, aumentará el riesgo de contaminación de los acuíferos.