Esta asociación lanzó una serie de recomendaciones para el desmantelamiento del Windsor, si es que su estructura está lo suficientemente estabilizada como para soportar el anclaje de los sistemas de andamiaje.

Una vez comprobado que la estructura podrá resistir los andamios habrá, además, que asegurar que en las plantas donde sólo ha resistido el núcleo central de la edificación no se producirá ningún derrumbamiento, precaución que deberá adoptarse mediante el apuntalamiento oportuno.

En primer lugar, la asociación concreta la necesidad de levantar dos tipos de andamio: uno a 20 centímetros de la fachada hasta la planta 17 y otro que, desde ésta, permita el acceso a los pisos superiores.

Todo el sistema de andamios deberá estar recubierto con una red de malla que impida la caída de cascotes en el perímetro del edificio, desprendimientos que podrían ocasionar daños a los viandantes o en los edificios que colindan con el Windsor.

La demolición deberá hacerse planta a planta, desmontando las plataformas según se vaya bajando de piso en el proceso de desmantelamiento. Para desalojar los escombros, AEMA recomienda depositarlos a nivel del suelo utilizando espacios como el hueco de los ascensores, aunque advierte que no será fácil dada la altura del edificio.

Asimismo, la asociación expone que las estructuras de metal y las vigas deberán descender con el apoyo de grandes grúas, porque resulta imposible hacer este trabajo por piezas. No obstante, las grúas tendrán un limitado espacio de maniobra dado el lugar donde está emplazado el Windsor.

En cualquier caso, y pese a estas recomendaciones, los montadores de andamios creen que "no es suficiente que el procedimiento sea adecuado, sino que se hace imprescindible que la empresa instaladora esté especializada en el montaje de andamios y que el trabajador sea un auténtico profesional en esta actividad".